La guerra del golf revive el dolor por el 11-S: los jugadores, acusados de venderse a los culpables del atentado por dinero

Phil Mickelson, estrella estadounidense del golf.
Phil Mickelson, estrella estadounidense del golf.
EFE
Phil Mickelson, estrella estadounidense del golf.

El mundo del golf se encuentra en guerra después de que el fondo soberano saudí 'Public Investment Fund' (PIB) haya creado un circuito aparte de la PGA gracias a una inversión de 1.880 millones de euros. 

La nueva liga en cuestión se ha denominado LIV Golf International y está ya en marcha con ocho citas previstas para 2022. 

El origen de la polémica que ha dividido al mundillo es la cuestionable decisión de las estrellas del circuito tradicional que, a cambio de muchos millones de dólares, han decidido dar el paso a la nueva liga. Un salto que, además, y con el papel de Arabia Saudí como impulsor, ha levantado ampollas en Estados Unidos.

Con la sombra de los atentados del 11 de septiembre siempre presente en la vida de los estadounidenses, la nueva liga saudí ha reavivado el dolor por aquel trágico lunes en el que casi 3.000 personas perdieron la vida por ataques terroristas: 15 de los 19 secuestradores eran de Arabia Saudí. 

Una carta de una de las asociaciones de supervivientes y familiares de las víctimas del 11-S dirigida a los golfistas que aceptaran la nueva aventura saudí y su suculento dinero ha puesto el conflicto en el foco:

"Están ayudando al régimen saudita a lavar su reputación a cambio de decenas de millones de dólares", denuncian. Una opinión que ha puesto en una fea posición a los -por el momento- 17 profesionales del golf que se han sumado a la LIV Golf y a los que la PGA ha vetado de su circuito.

Jon Rahm no se vende por dinero pero entiende a Sergio García

Una de las mayores estrellas de la historia del golf español, Jon Rahm, ha rechazado el circuito saudí porque asegura que no se dedica a su deporte favorito por dinero.

"Entiendo el aliciente que tiene el LIV, entiendo, para decirlo de forma amable, las razones por las que (muchos jugadores) lo eligieron. Para ser honesto, el formato no me atrae. Tres rondas sin cortes para mí no es golf. Quiero jugar contra los mejores del mundo con un formato que se usa desde hace cientos de años", afirmó.

"Sí, los premios (del LIV) son excelentes. ¿Mi estilo de vida cambiaría si tengo 400 millones? No, no cambiaría lo más mínimo. Podría retirarme ahora y tener una vida muy feliz sin volver a jugar al golf. Nunca jugué por razones de dinero, juego por amor a este deporte y quiero competir contra los mejores", agregó.

Subrayó que no le toca a él "juzgar" las decisiones de vida de otros golfistas y reconoció que "para muchos, los premios que ganen estos tres o cuatro años (en el LIV) marcarán el resto de sus vidas. Son grandes premios. Si quieres eso, está bien".

Informó además de que no habló de este tema con su compatriota Sergio García, uno de los grandes nombres que dejaron el PGA Tour para pasar al LIV, y que lo que más le preocupa es el futuro de la Copa Ryder.

"Cero. No me toca a mí hablar de eso (con García). Si su decisión es ir a jugar allí, jugar menos eventos, esa es su decisión. No me toca a mí juzgar. No sé qué pasará en un futuro, espero que esto no afecte a la Ryder Cup. Es lo que más atrae del golf, lo paso muy bien jugando con él y espero que no se pierda la esencia de la Ryder Cup. Eso es lo que más me preocupa", admitió.

Con el exgolfista Greg Norman como comisionado y cabeza visible —Jack Nicklaus, otra leyenda de los hoyos ganador de 18 'majors', declinó tomar ese papel— y una bolsa de premios de 255 millones de dólares (239 millones de euros) para esta temporada, el nuevo circuito, que disputa su primera parada en el Centurion Golf Club de Londres, cuenta con los estadounidenses Dustin Johnson y Phil Mickelson, los ingleses Ian Poulter y Lee Westwood, además del español Sergio García. Tiene ocho citas previstas para 2022, diez en 2023 y 14 en 2024 y 2025 y pretende alzarse con la hegemonía mundial.

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