El gesto desesperado de Alonso tras su pobre resultado en Canadá: su frustración es obvia

Fernando Alonso golpea su volante en el GP de Canadá
Fernando Alonso golpea su volante en el GP de Canadá
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Fernando Alonso golpea su volante en el GP de Canadá

Fernando Alonso no es un deportista que se contenga mucho o, si lo hace, se nota mucho cuando está contento o frustrado. En el GP de Canadá, tocó lo último.

Salir 2º le hacía aspirar a un gran resultado, por lo que no esperaba entrar en meta en una 7ª posición que acabó siendo 9º por una defensa kamikaze sobre Valtteri Bottas. Antes de conocer esa más que justa (las imágenes no dejan lugar a la duda de que hizo 'zig-zag' varias veces) sanción de 5 segundos, Alonso nada más cruzar la meta pagó su enfado con el volante. La imagen del español golpeándolo con violencia habla por sí misma.

La falta de la fiabilidad se puede entender como mala suerte pero también como una seria y preocupante falta de trabajo sobre la durabilidad del motor. Alonso estaba desesperado después de la carrera y no se mordió la lengua contra su equipo.

"Otro problema de fiabilidad sólo en el coche 14. Es decepcionante. Estoy aquí tratando de ser mejor que sexto y séptimo. Si no terminamos en el podio o cuartos, es porque tuvimos un problema de fiabilidad", zanjó al respecto, notablemente frustrado.

Las miradas están puestas sobre Alpine. A una estrategia, cuando menos, dudosa, se une una carencia de pericia a la hora de prevenir este tipo de problemas, que se han repetido en no menos de 6 Grandes Premios de los 9 disputados. No ha habido ninguno sin algún susto mecánico, en el que es el gran talón de Aquiles del piloto español.

Alpine no estuvo a la altura

Aunque el relato oficial apunta a un fallo en el KERS y a la mala suerte, la gestión estratégica de Alpine en el GP de Canadá no estuvo, ni mucho menos, a la altura de la exigencia que obligaba el buen resultado de Alonso en la clasificación del sábado.
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