OPINIÓN

Carlos Sainz le da una lección a Ferrari y a los que aún no creen en él

Carlos Sainz, tras su primera victoria en Fórmula 1
Carlos Sainz, tras su primera victoria en Fórmula 1
EFE
Carlos Sainz, tras su primera victoria en Fórmula 1
La manera en la que Carlos Sainz logró su primera victoria en Fórmula 1 deja claro que es un piloto ganador, no solo por imponerse en sí, sino por cómo lo hizo: ¿le pasará factura haber desobedecido las órdenes de equipo?
Wochit

Los periodistas somos, por definición, egocéntricos. Si algún compañero lee esto y no está de acuerdo, posiblemente mienta. Por eso, con cierta satisfacción, me encontré un tuit que escribí en mayo de 2011, cuando el español que ganaba en Fórmula 1 era más asturiano que el Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu en el bable original.

"Qué cara de campeón del mundo de Fórmula 1 tiene Carlos Sainz Jr", escribí entonces. Hay triples de Stephen Curry que entraron más fácil, pero sinceramente, qué bien sienta sacar pecho once años después de escribir eso... aunque sea con una errata.

Carlos Sainz Vázquez de Castro se ha convertido en el 112º ganador de un Gran Premio de Fórmula 1 en un circuito donde ya logró su primera victoria en monoplazas, cuando aún le acompañaba ese incómodo 'Junior' que yo mismo escribía. Desde entonces ha ido tumbando barreras una por una, empezando por ser el hijo de una leyenda para ir escribiendo sus propias líneas.

Debutar en el nido de víboras del entorno Red Bull, irse a McLaren y ser líder de su recuperación para después ganarse el puesto en la mismísima Ferrari, con todo lo que eso conlleva. Y ahora ganar, que es lo que le faltaba, tras unos insuficientes podios de un piloto al que se le exige la perfección desde que era un niño. Y hacerlo además con un mensaje que ya es memorable: "Dejad de inventar".

Sainz se rebeló de unas órdenes injustas, en su opinión, lo que a la postre le permitió llevarse su primera victoria en Fórmula 1. De haber obedecido, quizá, los que no creen en él aún estarían soltando las típicas frases: "Vaya pechofrío", "Paquete Sainz", "No está preparado", etc.

Ahora le toca a Ferrari decidir qué debe hacer y si esta indisciplina, que lo es, no debe tener reacción o respuesta. La imagen de Mattia Binotto llamando al orden a Leclerc tras la carrera no puede ser más elocuente: quizá al monegasco le falta un poco de obediencia para exigir, máxime cuando no ha estado a la altura cuando se le exigía, al menos, desde hace ya unas cuantas carreras

Sainz tendrá que pisar ahora con pies de plomo. Pocos equipos más volcánicos que Ferrari, como bien le puede contar su buen amigo Fernando Alonso, y pocos enemigos más temibles que los que están en la habitación contigua. Ahora que Sainz se ha quitado de encima el peso de la primera victoria, tendrá que demostrar que puede ser líder y confirmar que, tras hacer historia, aún le queda historia por hacer.

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