La selección española de balonmano, bautizada como los Hispanos, tiene garantizada la sucesión generacional, al menos desde el punto de vista competitivo. Lo demostraron en el último partido antes de las semifinales, que les enfrenta este viernes a Alemania.

El encuentro fue contra todo un 'coco', Dinamarca. Los de Javier Fernández llegaron con el agua al cuello al final del encuentro, hasta el punto de que a falta de 25 segundos para el final iban perdiendo por 27-28. No necesitaban ganar, ya que tenían sellada su plaza para las semifinales, pero le echaron redaños y pundonor para acabar el encuentro por delante.

El gran protagonista fue Óscar Grau, hijo del histórico exjugador del Barcelona del mismo nombre. A falta de ese medio minuto, se echó el equipo a las espaldas y dio las dos asistencias de gol, a Víctor Romero primero y a Djordje Cikusa después, que movieron el marcador hasta el 29-28 final. Como no podía ser de otra manera, los jugadores españoles se volvieron locos mientras los daneses no se lo podían creer. 

Más allá del resultado en sí, el seleccionador elogió a sus chicos por la manera de pelear para ganar el partido. "Nos quedamos con lo positivo, que el equipo sigue competiendo y demostrando ese espíritu de lucha, encarando el tramo final de la competición con la mirada puesta en las semifinales contra Alemania", destacó.

Si ganan a los teutones, además de garantizar medalla, se enfrentarán en la final al ganador de la otra 'semi', que disputarán Hungría y Suecia.