Los secretos del monje Eliud Kipchoge, el mejor maratoniano de la historia
- El atleta keniata batió el domingo el récord del mundo de maratón, que él mismo tenía.
En Kaptagat, a 2.000 metros sobre el nivel de un mar que muchos de ellos ni siquiera conocen, ya hay bullicio a las seis de la mañana, cuando los pastores sacan su rebaño a conocer mundo y los maratonianos comienzan a quemar suela. El plan de Eliud Kipchoge durante sus últimos 20 años ha sido ese: entrenar, comer y descansar. Y vuelta a empezar, una y otra vez, una y otra vez. Solo el fin de semana llega el momento de descansar junto a su familia.
No existe una respuesta definitiva que explique a Kipchogue, que contradiga los estudios médicos y científicos, aquellos que aseguran que a los 37 años este tipo no puede seguir mejorando a cada carrera. Y terminan hechos añicos, como el último récord de Eliud, un 25 de septiembre de 2022, pulverizado en medio minuto a la sombra de la Puerta de Brandeburgo: 42.195 metros en dos horas, un minuto y nueve segundos. 121 minutos a 21 por hora. Nada, no lo intenten: ni cuesta abajo aguantarían más de... ¿30 segundos? a semejante velocidad.
Así que, en primer lugar, las respuestas se hallan en el esfuerzo, dónde si no: en las sesiones de 20 kilómetros cada mañana de lunes, en las 10, 12 o 14 series de 1.600 metros sobre la pista de atletismo de la universidad cada martes, cuando la locomotora que suele comandar Kipchogue -biomecánica perfecta, casi levitando- no baja de los 2.55 minutos por kilómetro; en las salidas largas (30-40 kilómetros) de los jueves y en los descansos activos de cada tarde que nadie perdona: 10 kilómetros al trote, muy muy despacito. La cuenta semanal sobrepasa los 140-150 kms semanales, que llegan a 200 cuando la competición se acerca y la forma se afina.
La sencillez del genio del que estamos hablando no esconde, empero, la parcela tecnológica, que también reclama réditos en estos registros inhumanos. Sí, las Nike Alphafly 2: placa de fibra de carbono, superespuma y dos cámaras que quién sabe cuántos segundos aportarán a la causa. El debate, como buen debate, no tiene solución, pues los hay que mantienen que no habría récord sin estos neumáticos que calza Eliud, mientras otros expertos mantienen que la diferencia es nimia.
Y por último, está Eliud Kipchoge como razón de ser de todo. Su mentalidad inquebrantable. "Nunca he dejado de entrenar, nunca me desperté y pensé en quedarme en la cama, siempre quiero entrenar", declaraba hace un par de años a 20minutos, justo antes de la pandemia. Incluso un día antes del maratón de Berlín, la frase que puso sobre aviso de un nuevo récord a todos los especialistas no fue por la parcela deportiva: "He venido en muy buena forma de espíritu", dijo este aprendiz de monje que habla muy bajito, mira a los ojos y devora cualquier libro que pasa por la pequeña biblioteca del centro de entrenamiento de Kaptagat. Tiene tiempo para pasar páginas, pues su vida es sencilla: entrenar y descansar. Y cada seis meses, un maratón, y un nuevo milagro.