Ver a Rafa Nadal perder tres partidos seguidos es algo que a lo que el aficionado español no está acostumbrado. El tramo final de la temporada está siendo duro para el español, con problemas físicos y novedades personales y en su estreno en las ATP Finals volvió a caer, en esta ocasión frente a Taylor Fritz, ante el que plantó cara en la primera manga, pero se derrumbó en la segunda (6-7, 1-6).

Nadal cayó en los octavos de final del US Open ante Frances Tiafoe, después cedió en su estreno en el Masters de París ante Tommy Paul y ahora lo ha hecho ante otro estadounidense, Taylor Fritz.

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La pista no era ideal precisamente para el balear, que bastante tenía con aguantar su servicio. El norteamericano ganaba con relativa comodidad su saque y presionaba al resto. Tuvo varias bolas de break en el tercer juego, y dos más en el séptimo, pero Rafa aguantó y se creció hasta forzar al tie-break.

Nadal parecía llegar en su mejor momento tenístico del partido al desenlace de la manga inicial, pero entonces surgió un Fritz demoledor con su derecha. Al estadounidense le entraba todo y pronto se puso 3-0 arriba ante el desconcierto del español. No hubo reacción, y con un alucinante golpe que puso el 7-3 en la muerte súbita, el tenista californiano se llevó la primera manga.

La superioridad de Taylor Fritz en el tie break continuó en el inicio de la segunda manga, en la que parecía cuestión de tiempo que rompiera el servicio de Nadal. Sucedió en el cuarto juego, y ahí se acabó el partido.

Desde entonces, fue un quiero y no puedo para el español, que se vio impotente para hacer daño a su rival. Su desesperación se vio reflejada en el sexto juego, cuando salvó varias bolas de break y acabó cediendo su servicio haciendo una doble falta. Rafa se la jugó con su segundo saque ante las dificultades que estaba teniendo para ganar cada punto y le salió cruz.

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Fritz certificó la victoria con un rotundo 6-1 y se queda ya sin margen de error. Tendrá que ganar este martes a Félix Auger-Aliassime y el jueves a Casper Ruud, nada menos. Un reto mayúsculo para cerrar un año que, pase lo que pase, será fantástico para Nadal.