Cristiano Ronaldo ha dicho adiós a la Copa del Mundo para siempre, salvo que se produzca un milagro impensable. Y lo ha hecho con amargura, entre lágrimas de impotencia. El crack portugués, de 37 años, estaba ante la última oportunidad de su carrera para lograr el trofeo más prestigioso a nivel de selecciones, pero todo se torció para él en este Mundial de Qatar, hasta que Marruecos puso la puntilla a Portugal en cuartos de final.

CR7 volvió a ser suplente por segunda eliminatoria consecutiva, y cuando saltó al césped, fue incapaz de generar peligro. Como toda Portugal, en realidad. Cuando el árbitro señaló el final, el astro luso no pudo controlar sus emociones. Envuelto en diversas polémicas profesionales, Cristiano se quedó sin equipo en pleno Mundial, y ahora ya no tiene nada, ni club, ni oportunidades con su selección. A la Eurocopa de 2024 sí que podría llegar, pero otro Mundial se antoja una quimera.

Después de felicitar a los marroquíes y de consolar a sus compañeros como buen capitán, Ronaldo abandonó el terreno de juego, y fue entonces cuando se le pudo ver más afectado por la derrota. El mejor jugador de la historia de Portugal no había podido hacer nada por evitar la caída de su país, y él lo sabía. El cinco veces Balón de Oro se había quedado sin oportunidades para ganar la Copa del Mundo, mientras su archienemigo Leo Messi llegaba a semifinales. Por eso, Cristiano lloró desconsoladamente en el túnel de vestuarios, consciente del amargo adiós que le tocaba afrontar.