Messi tiene una cita con la gloria este domingo 18 de diciembre. Es el día que tanto ha estado esperando y para el que lleva tanto tiempo preparándose. Su liderazgo ha llevado a Argentina a una nueva final del Mundial, como hace ocho años, y esta vez espera que el resultado sea diferente.  Ante Croacia (3-0), encontró un gran socio en Julián Álvarez, y juntos destrozaron a una selección balcánica superada. El '10' marcó de penalti e hizo una jugada de fantasía para cerrar el partido, mientras que el delantero logró un gran doblete. Para Luka Modric y compañía queda el orgullo de haberlo dado todo y firmado un fantástico torneo.

La Albiceleste supo esperar con paciencia su momento, sin importarle que el dominio inicial fuera del conjunto balcánico. El centro del campo de Croacia, con Luka Modric al frente y Kovacic y Brozovic como escuderos de lujo, hizo que el balón fuera suyo, pero sin profundidad, sin generar peligro ante una Argentina bien plantada en el campo con dos líneas de cuatro y Messi y Julián Álvarez esperando su hora.

A la media hora de juego, el choque comenzó a cambiar. Enzo Fernández avisó con un remate lejano y el centrocampista del Benfica sería protagonista poco después. En una veloz contra, se sacó un extraordinario pase a la espalda de la zaga rival para dejar solo en el mano a mano ante el portero al delantero del City, aprovechando que Lovren habilitó su posición. El atacante tocó el balón, después chocó con Livakovic y Orsato no lo dudó: penalti a favor de Argentina, el cuarto en este Mundial.

Messi se encontró a once metros de una de las sensaciones de este Mundial, el parapenaltis croata, pero su lanzamiento se coló por toda la escuadra e hizo imposible que Livakovic, pese a acertar el lado, pudiera detenerlo.

Croacia se lanzó entonces a por el empate, pero sin cabeza, como si lo que estuviera cerca de acabar fuera el partido y no la primera parte. Y esa ansiedad encontró el castigo argentino. Otra contra veloz fue conducida por Julián Álvarez, que se plantó al borde del área y se llevó el balón a trompicones. Ni Sosa ni Juranovic fueron capaces de despejar y el rechace le llegó al del City, que fusiló entonces la meta balcánica.

Croacia parecía no creérselo. Pese a su buen partido, se veía de repente dos goles abajo. Tocada, casi hundida, estuvo cerca de encajar el gol que hubiera matado definitivamente el partido, pero Livakovic sacó una gran mano para evitar el gol de Mac Allister de cabeza tras un córner.

Dalic revolucionó el once balcánico con un par de cambios, y la vigente subcampeona se volcó, pero con más entusiasmo que fe verdadera. Cada contra argentina amenazaba con cerrar el partido, hasta que Messi se encargó de hacerlo. Rompió a Gvardiol, uno de los centrales del torneo, con una serie de regates de fantasía, y le regaló después el gol a Julián Álvarez.

El partido ya se había quedado, y la mejor prueba fue el cambio de Modric, ovacionado por el estadio. Argentina ya espera rival, Francia o Marruecos. Messi contra Mbappé... o contra la mayor sorpresa de la historia de los Mundiales.