El caso Negreira va a suponer un terremoto dentro del fútbol español de unas dimensiones mucho mayores de las que podíamos pensar hace una semana. Los acontecimientos han ido retratando a muchos actores principales, a algunos secundarios y hasta a los artistas invitados. De los principales, Laporta es el que lo tiene más complicado: él es el único que sigue ostentando el cargo que ocupaba en el momento en el que se produjeron esos desorbitados pagos a la empresa del vicepresidente de los árbitros. Es más, él es el presidente del Barça que más le subió el sueldo a Negreira. Esos son datos probados, documentados y admitidos. Eso, en sí, ya parece suficiente para que Laporta tenga que dar unas explicaciones que aún no ha ofrecido.

En su alocución –sin preguntas– de ayer, el máximo responsable azulgrana volvía a amenazar con emprender acciones contra todos aquellos que manchen la imagen del FC Barcelona. Perfecto, ¿pero qué hay de lo suyo? ¿Por qué cuadriplicó la cuantía a la empresa de Enríquez Negreira durante su mandato? ¿Si todo era tan transparente, por qué no existía un contrato de prestación de servicios con esa empresa? ¿Le parece ético que un club le pague a un cargo de la Federación casi 7 millones de euros en 17 años? ¿Cómo puede ser que un entrenador del primer equipo como Ernesto Valverde no supiera ni de la existencia de esos informes arbitrales?

Laporta seguirá porque no hay nadie
ya con ganas de sentarse en su silla

Es evidente que esas respuestas se están cocinando. Se darán dentro de unos días rodeadas de acusaciones a la prensa de Madrid, a Tebas, a la persecución del Estado español. Pero ya no cuela. Esta vez no hay Guardia Civil por el medio ni Audiencia Nacional. Ni la información la ha destapado la Cope o el Marca. Es más, por increíble que parezca, el Real Madrid es, otra vez, el gran apoyo de Laporta: el silencio de Florentino y el club blanco en este asunto es otra de las grandes revelaciones de los últimos días. Primero es la Superliga e ir contra Tebas mucho antes que exigir las responsabilidades que los socios del Madrid están reclamando. Flipante.

Laporta seguirá porque no hay nadie ya con ganas de sentarse en su silla. No parece ahora mismo muy apetecible plantear una moción de censura y hacerse cargo de un club ahogado con palancas, límites salariales, una mega obra a la vista y con este pastel llamado Enríquez Negreira. Laporta ya ha salido de situaciones muy comprometidas y en esta ya ha diseñado su estrategia: ‘vienen a por nosotros y lo que hicimos fue normal’. Y ni una cosa ni la otra. Nada de lo ocurrido ha sido normal y, por supuesto, tampoco que Florentino sea, ahora mismo, el mejor aliado del Barça.