Carlos Alcaraz ofreció un verdadero recital de buen tenis este domingo pese a la derrota ante Cameron Norrie en la final del ATP 500 de Río. El británico sufrió para batir al español, incansable pese a una lesión en la pierna derecha, e incluso se desesperó ante una de las maniobras inverosímiles del pupilo de Juan Carlos Ferrero, tanto, que dos jueces le tuvieron que explicar el bote de la pelota en la línea. 

Ocurrió cuando el marcador reflejaba la igualdad absoluta al final del tercer set, con 5-5 y 40 iguales al servicio del murciano, un momento de pura tensión que finalmente se resolvió a favor del español. Alcaraz sacó y, tras un breve peloteo, Norrie colocó una bola complicada al ángulo de derecha del número dos del mundo.

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El golpeo del británico parecía inalcanzable, y más para un tenista lesionado de la pierna como Alcaraz, cojo desde la mitad de la segunda manga. Sin embargo, el español fue al límite, alcanzó la pelota y devolvió un tiro ganador a la línea, algo que no podía creer su rival.

Instantáneamente, Norrie señaló la marca de la bola en el suelo recalcando que había salido fuera, todo lo contrario a lo indicado por el juez de línea. El desacuerdo el británico hizo que Carlos Bernardes, juez de silla principal, bajara a la pista para revisar el bote, y ante la insistencia del tenista, este se vio obligado a recurrir al juez de línea que había señalado el bote como bueno.

Tras un intercambio de palabras, la realización mostró el bote a cámara lenta, una prueba a la que los jueces no tienen acceso, pero que confirmó uno de los mejores golpeos en la carrera del pupilo de Juan Carlos Ferrero. Pese a ello, el partido terminó en el bolsillo de Norrie, número trece del mundo, y actual campeón del Open de Río.