En solo dos días hemos retrocedido una década. Nos hemos sentido en los años dorados de nuestro deporte y hemos vuelto a despegar el culo del sillón por un adelantamiento de un coche a otro en un circuito de Fórmula 1. Y nos hemos emocionado otra vez con un español poniendo en pie la cancha de los Lakers, como sucedía hace poco más de diez años. Qué falta nos hacía. Ahora que todo es Negreira, superligas, racismo, polarización y comunicados, necesitábamos más que nunca a Fernando Alonso y Pau Gasol. Solo nos faltaba Rafa Nadal ganando un Masters 1000 por el mundo y ya la fiesta habría sido completa, pero nos conformamos con lo que hemos vuelto a sentir.

Fernando el domingo y Pau en la madrugada de hoy han demostrado una vez más que el listón está demasiado alto para los que vengan. Alonso, 41 años, estrena coche y lo hace con la ilusión de un debutante y la fuerza de un campeón reciente. Pau, 42 años, mira emocionado cómo su camiseta sube al cielo de Los Ángeles y nos trae a la memoria los dos anillos de la NBA y su inolvidable tándem con Kobe Bryant. Son sentimientos distintos: uno es competición pura y dura; el otro, homenaje y reconocimiento al mejor jugador de baloncesto que ha dado la Historia de España. Pero los dos nos pertenecen, los dos han crecido con nosotros día tras día, fin de semana tras fin de semana.

Ahora que todo es Negreira, superligas, racismo, polarización y comunicados, necesitábamos más que nunca a Fernando Alonso y Pau Gasol

Años después, podemos decir que el paso del tiempo les ha sentado muy bien. Pueden ir con la cabeza muy alta, lejos de escándalos, de cambios de comportamiento o de divismos. Ambos son lo mismo que fueron, pero más maduros aún. Los dos siguen siendo figuras que deberían ponerse como ejemplo en cualquier colegio. No lo digo como tópico, lo pienso así. Los dos representan la cultura del esfuerzo y del sacrificio que ahora está en claro peligro de extinción.

A Alonso lo disfrutaremos esta temporada. Su coche pasará por altibajos y los rivales que en Baréin estuvieron por detrás se pondrán las pilas en las próximas semanas –dicen que Mercedes estrenará un coche mucho mejor en Australia–, pero sólo lo vivido este fin de semana ya merece un reconocimiento. Así se compite.

Ver a ambos otra vez en acción y siendo noticia ha sido maravilloso

De Pau nos queda su ingreso en el Hall of Fame, casi seguro, y su papel institucional. Dicen los que le conocen que Pau será un ejecutivo muy importante, que su sello se verá en la gestión y que su papel en el COI irá a mucho más en los próximos años. Lo que sea, será bueno para el deporte español, exactamente igual que el histórico acontecimiento de esta madrugada con la retirada de su camiseta y su dorsal 16.

Ver a ambos otra vez en acción y siendo noticia ha sido maravilloso. Un mensaje tan feliz como duro. Es muy difícil que el deporte vuelva a hacernos tan dichosos como nos lo hicieron aquellos maravillosos años en los que Alonso, Gasol y Nadal reinaban en el planeta y en sus ratos libres se iban a ver a la selección española a la final del Mundial.