Lluís Breitfuss, vicepresidente y director deportivo de la Federación Catalana de Deportes de Invierno (FCEH), además de figura clave en el crecimiento del esquí nacional, murió el pasado martes a los 54 años de edad tras no superar una larga enfermedad, tal y como confirmó la propia FCEH.

Nacido en 1969 en Barcelona, creció con la nieve corriendo por sus venas gracias a la influencia de su padre, Hans Breitfuss, uno de los primeros formadores de esquiadores del país. Así, pronto entró a formar parte del equipo español junior de esquí alpino y entre el 1985 y 1989, una etapa de competición a la que luego siguió otra de formación, pues siguiendo los pasos de su padre se convirtió en entrenador.

En su papel de técnico llegó a dirigir a los equipos nacionales de Austria, Nueva Zelanda y Australia, una función que cambió luego por la de responsable de competiciones y acontecimientos de Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña.

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En 2011 llegó a la Federación Catalana de Deportes de Invierno, convirtiéndose en pieza clave de una institución en la que ejerció de vicepresidente, director deportivo y director técnico de las múltiples disciplinas de los programas de Alto Rendimiento Catalán. Cargos compatibilizados con los de director deportivo de la Real Federación Española de Deportes de Invierno, entre los años 2014 y 2018.

En su dilatada carrera en el mundo de los deportes de invierno destaca su liderazgo en la organización de la primera Copa del Mundo de Esquí Alpino que se disputó en los Pirineos en 2008, los primeros campeonatos del Mundo de Snow en 2011 o los campeonatos del mundo de Paraski en 2013.