Una historia con un triste final: la trágica ascensión del húngaro Szilard Suhajda al Everest que tuvo al mundo en vilo

Szilard Suhajda, antes de la ascensión.
Szilard Suhajda, antes de la ascensión.
Szilard Suhajda
Szilard Suhajda, antes de la ascensión.

Lo contamos hace unos días: esta temporada fue una, si no la más trágica de toda la historia del Everest, con al menos 17 fallecidos. La semana pasada el mundo entero estaba en vilo por el escalador Szilard Suhajda, quien desapareció en la sección superior del Everest durante su ataque a cumbre solitario. Esta fue la crónica de una tragedia, paso a paso.

Szilard Suhajda, el escalador húngaro de 40 años, llevaba tiempo preparándose para el gran reto: ascender el Everest (8.848 m) sin el uso de oxígeno suplementario y solo, sin asistente sherpa durante el ascenso. Tras haber coronado en años anteriores tres de los catorce ochomiles sin oxígeno suplementario, el Broad Peak, el K2 y el Lhotse, Suhajda llegó al campamento base del Everest (a 5.300 m) el pasado 18 de abril tras realizar el trekking de aproximación.

A los pocos días de haber montado su tienda en el campo base, comenzó sus rondas de aclimatación. Suhajda en todas sus expediciones cargaba solo todo su material en la montaña, y siempre bajó después toda su basura y tienda, no dejando nunca ningún rastro en la montañas, incluyendo los ataques a cima.

Todo preparado... hasta que llega el virus

El 14 de mayo de 2023 culminó exitosamente sus tres rondas de aclimatación, según lo planeado. Sin embargo, como ocurrió a muchos alpinistas en el campamento base en esta temporada, poco después se enfermó con un virus. Toses, malestar, debilidad y fiebre lo obligaron a esperar en el campo base antes de salir para la subida definitiva. De hecho, muchos escaladores enfermaron también.

Suhajda permaneció en el campo base, esperando hasta los últimos días, por un lado para recuperarse y por otro, para esperar la ventana de tiempo adecuado para la subida. El día 24 de mayo parecía ser el día perfecto para poder llegar a la cumbre.

La temible cascada de hielo Khumbu.
La temible cascada de hielo Khumbu.
Szilard Suhajda

Durante la expedición Suhajda informó frecuentemente a sus amigos a través de su mujer, Tímea Legindi, quien estaba pendiente de él en cada momento, allá en su casa en Hungría.

Un mensaje para la historia

Cuando llegó el día para iniciar la ascensión con el fin de llegar a la cumbre, y antes de abandonar el campamento base, Suhajda grabó un último vídeo para sus amigos en el que dijo con voz tomada:

"Sé que estoy ante la tarea más grande. Con toda mi fuerza intentaré llegar a la cumbre, y emplearé toda mi fuerza para volver de allí sano y salvo. Nunca he estado a esta altura, y comparándola con el K2, ésta es una dimensión nueva, son 237 metros más. No sé qué va a ocurrir allí arriba, pero os puedo prometer que haré todo lo que está a mi alcance, y confío en que -como lo estuve haciendo hasta ahora- podré tomar las decisiones correctas allí en lo alto de la montaña, incluso en ese entorno escaso de oxígeno”.

En la noche del 20/21 de mayo de 2023, Suhajda abandonó el campamento base, y el mismo día 21 alcanzó el campo 2, a 6.400 m.

El 22 de mayo subió al campo 3 (a 7.200 m) y pasó la noche allí. El día siguiente, el 23, llegó al campamento más alto, el campo 4 (7.950 m) donde descansó unas horas antes de iniciar el ataque final a cima, programada para aquella misma noche.

”Tengo miedo, pero estoy feliz y expectante. Tengo ganas de iniciar el ascenso y luego poder aterrizar de vuelta: en casa. Veo ante mis ojos los últimos metros que conducen a la cumbre. Veo a mi hijo pequeño corriendo hacia mí en el aeropuerto. A Timi, a mi familia, a vosotros, a la Vida. Me centro. Respiro profundo. Dirijo la mirada a la montaña. Rezo. En mi mente abrazo a todos. Estoy preparado.”

Ataque a la cima

El 23 de mayo, a las 21.05 de la noche hora nepalí, Suhajda salió del campo 4 para hacer su ataque a la cima del Everest. Le esperaba un largo camino duro e incierto. Hacía buen tiempo y se esperaba lo mismo para el día siguiente, cuando querría llegar a la cumbre. Esa misma noche, algunos grupos más también iniciaron la subida final. La mayoría fueron clientes comerciales y sus sherpas (todos ellos con O2), y dos personas más que intentaron alcanzar la cima sin el uso de oxígeno suplementario: la australiana Allie Pepper y su sherpa (éste último con O2), y un deportista de Kuwait sin O2, acompañado por un sherpa y el cámara y fotógrafo canadiense Elia Saikaly (ambos en O2).

Szilard Suhajda sonriendo desde su tienda.
Szilard Suhajda sonriendo desde su tienda.
Szilard Suhajda

Posteriormente, Pepper se dio la vuelta a la altura de 8.450 metros, y el cliente kuwaití se pondría luego muy mal arriba en el tramo final, por lo que, antes de alcanzar la cima, él y su equipo luego tendrían que abandonar.

Después de que Suhajda hubiera salido del campo 4, su tracker (gps) empezó a fallar y, en lugar de enviar señales sobre su posición cada 10 minutos, sólo en algunos pocos puntos daba información sobre su paradero durante todo el ataque a cima. Sin embargo, Suhajda pudo contactar con su mujer por teléfono satelital en dos ocasiones.

Dos llamadas a su mujer

Primero llamó a Tímea el 24 de mayo, a las 8 de la mañana hora nepalí, desde el Balcony, que está a 8.450 metros. Su segunda llamada la realizó desde 8.630 metros, a las 13.30 hora local. En esta segunda llamada Suhajda dijo que se encontraba bien físicamente, pero que el ascenso era duro y que ya era bastante tarde. Asimismo, dijo con determinación que veía factible alcanzar la cumbre y luego descender sano y salvo al campo 4. Después de estas dos llamadas, ya no hubo más contacto con el escalador húngaro.

Cuatro horas después de la última llamada, su gps mandó una señal desde 8.720 m. A causa del largo intervalo de tiempo en el que no mostraba nada su gps, no se podía deducir mucho de su progreso ni de su dirección, si iba para arriba o para abajo. Sin embargo, dos horas más tarde, a las 19.30 hora nepalí, llegó una señal desde 8.795 metros, que coincide con el llamado Paso Hillary. La cima desde aquí está a 53 metros verticales. Teniendo en cuenta el ritmo de Suhajda, se calculó que le quedaban todavía un par de horas para llegar a la cumbre. No se supo nada más de su posición. Ni se sabe si llegó a la cumbre o no.

Los demás grupos ya estaban descendiendo cuando Suhajda todavía empujaba para arriba. El cámara Elia Saikaly, quien estuvo en ataque a cima el mismo día que Suhajda, nos contó que se había cruzado con Suhajda debajo del Balcony. Suhajda en ese momento aún estaba bien. Después de abortar Saikaly el ataque, con su cliente indispuesto, se volvió a cruzar con el húngaro. ”Cuando nosotros estuvimos bajando, nos lo volvimos a cruzar otra vez. Me llamó la atención que Suhajda en ese tiempo había avanzado muy poco”. Saikaly le habló, pero Suhajda no le contestó y seguía para arriba. "Estuve observándolo mirando hacia atrás todo el rato mientras yo descendía, veía como miraba él hacia la arista somital, y seguía y seguía para arriba. Fue una figura solitaria subiendo en dirección a la cumbre. Vi que estaba todavía bien, y me dio la confianza de seguir con nuestro descenso”, añadió Saikaly. Este relato que dio posteriormente el canadiense, coincide con el tramo desde donde Suhajda llamó a su mujer diciendo que estaba bien y seguía con la ascensión.

Valle del Silencio, en el campo 2 del Everest.
Valle del Silencio, en el campo 2 del Everest.
Szilard Suhajda

Solo ante la inmensa montaña

Suhajda, después de que hubieran descendido los demás grupos, se quedó totalmente solo en la sección superior del Everest. Durante toda la tarde y toda la noche del 24 de mayo.

Ante la falta de llamada de Suhajda, y sin tener ninguna señal de su gps, su equipo de casa contactó por la noche con la agencia que daba la logística de campamento base a Suhajda, para pedirles ayuda con el fin de localizar al escalador húngaro. Chhang Dawa sherpa empezó a contactar con todos los grupos que estaban arriba. La tensión crecía conforme pasaban las horas. La preocupación fue cada vez mayor y la situación no vaticinaba nada bueno.

En la noche del 24/25 de mayo, el grupo de la agencia Imagine Nepal, con dos clientes y seis sherpas, inició su ataque de cima, siendo los últimos en hacerla. Durante la misma, tuvieron muchos problemas, el grupo se dividió en varios y la ascensión de ellos finalmente se convirtió en una lucha por sobrevivir. Una de sus clientes se puso mal, y apenas pudieron conseguir que luego pudiera descender. Se centraron en poner un pie tras el otro, intentando ganar metros y metros hacia abajo para poder descender con vida. En un momento dado, uno de los sherpas que conocía a Suhajda se percató de la presencia del húngaro a 8.780 metros, al pie del Paso Hillary, a 15 metros verticales por debajo de la última posición conocida del húngaro del día anterior. Suhajda, según el sherpa, estaba algo apartado de la ruta, sin estar atado a la cuerda fija, y mostró sólo leves signos de vida, con graves congelaciones y síntomas de un edema cerebral. No pudieron bajarlo, a estas alturas fue imposible ayudar a alguien cuando ellos mismos tenían que bajar con sus propios clientes, y encima, el acceso a Suhajda fue muy peligroso. Nada más descender al campo base, el sherpa avisó urgentemente del avistamiento de Suhajda.

Sale el equipo de rescate en su búsqueda

El equipo de Suhajda en Hungría coordinó con SST que el día siguiente la agencia mandaría a tres de sus mejores sherpas para arriba con el fin de poder dar con él y darle dexametasona y oxígeno si lo encontraran todavía con vida.

A las 10 de la mañana del 26 de mayo el gran alpinista y piloto italiano Simone Moro trasladó en helicóptero a Gelje sherpa, Mikel sherpa y a un tercer sherpa al campo 2 (6,400 m) quienes, con la incorporación posterior de un cuarto sherpa, iniciaron el ascenso rápido. En tan sólo siete horas llegaron al campo 4, a 7.950 metros. Allí esperaron dos horas a que el viento se calmara y después siguieron para arriba. 

En el centro, junto a dos amigos de Szilard, la mujer del montañero, esperando noticias sobre su paradero.
En el centro, junto a dos amigos de Szilard, la mujer del montañero, esperando noticias sobre su paradero.
Cedida

A las 19.15 hora nepalí los sherpas llegaron al Paso Hillary, pero no encontraron a Suhajda por ninguna parte. Revisaron exhaustivamente toda la zona, incluso la comprendida entre la cumbre hasta 8.750 metros, revisando absolutamente todo, pero sin resultado. Poco después el equipo de casa, anímicamente destrozado, comunicó que se daba por finalizada la búsqueda, ya que por el tiempo transcurrido, Suhajda ya seguramente estaba muerto. Añadieron que la preocupación en adelante iba a ser que los sherpas volvieran salvos y sanos al campamento base. Y así fue. Tristes y cansados, los sherpas descendieron y comunicaron que lamentablemente ya no había nada que hacer.

Quedará siempre la incógnita de si Suhajda alcanzó la cumbre o no.

No se sabe nada de su paradero, pero es probable que después de haberse retirado el último grupo de la montaña, Suhajda hiciera un último movimiento -probablemente ya de manera inconsciente- y se deslizara, cayendo al vacío de la cara Lhotse.

El 28 de mayo iba a subir de nuevo el helicóptero por si veía su cuerpo, pero a causa del mal tiempo no se pudo llevar a cabo el vuelo, y las posibilidades de encontrarlo con vida ya eran totalmente nulas.

Hungría llora por su ídolo

El fallo de Suhajda fue probablemente no darse la vuelta a tiempo. Y aunque se hubiera querido convencer a Suhajda para que se diera la vuelta, es probable que el escalador no lo hubiera hecho. También es probable que la enfermedad que el escalador húngaro estaba arrastrando hubiera causado grandes complicaciones en su salud, y añadiendo la presencia de hipoxia, no pudo tomar la decisión correcta.

En la noche del 30 de mayo, en Hungría, miles de personas se reunieron en el monte de Buda para despedirse de Szilard Suhajda.

La gran alpinista polaca Wanda Rutkiewicz (quien tampoco se dio la vuelta en el Kangchenjunga en 1992, a pesar de que otro escalador, Carlos Carsolio intentara convencerla antes de que Rutkiewicz desapareciera para siempre), dijo una vez: "No debemos pretender juzgar a aquellos que buscan los peligros en los lugares más altos o exigirles que nos digan el significado de lo que hacen. Simplemente, cuando paguen el máximo precio por su pasión, debemos reconocerlos”.

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