OPINIÓN

Qué maneras tan distintas de decir adiós

Benzema y Joaquín disputan un balón durante un Betis - Real Madrid en 2021.
Benzema y Joaquín disputan un balón durante un Betis - Real Madrid en 2021.
David S. Bustamante/Soccrates
Benzema y Joaquín disputan un balón durante un Betis - Real Madrid en 2021.

Benzemá, casi en silencio, sin avisar, con medias verdades. Nada menos que 14 años para llevarse un aplauso, un manteo y poco más. En horas, Karim pasó de ser el capitán del Real Madrid a jugador de un equipo llamado Al Ittihad de Arabia Saudí. Por la mañana la despedida, por la tarde una foto en su Instagram con esa desconocida camiseta. Ahora se hace así. 

Es verdad que se ha ido como él mismo ha querido, pero es una pena cerrar una etapa tan brillante, sobre todo en sus últimos años, de una forma tan privada, tan fría, tan clandestina. Se nos ha ido Benzemá y no nos hemos dado ni cuenta y como diría un amigo mío, miradle bien porque nunca más le volveréis a ver. Benzemá se merecía, al menos, una pancarta como la de Arbeloa por ganar la Liga juvenil.

Se ha ido Messi, que en realidad nunca ha estado. Se va después de amagar, de entrar al juego de Laporta, quizá también de Xavi, y de dejarse querer. Miami le ha ganado la partida a las dudas, y no me extraña. Esta vez, el culebrón ha durado menos de lo que Laporta esperaba. Bastante bien ha venido el no fichaje de Messi para poner la alfombra sobre toda la mierda que había que tapar en el Barça. En los últimos meses, Messi ha sido la tabla de salvación siempre que ‘Madrid’ optaba por darle portadas y minutos de radio al Caso Negreira. 

Messi no se fía, una vez más, de todo lo que se cuece en las oficinas. Como hace dos años pasó por eso, no quiere el mismo trauma. Ahora, tiene coartada. Mejor vida, un destino que es la felicidad de su familia, un proyecto alejado de la exigencia, un mar en calma. Si yo fuera Messi no es que hubiera escogido Miami, es que habría firmado de por vida y estaría ya con una cerveza en la grada del Kaseya Center viendo la final de la NBA de los Heat contra los Niggets.

Joaquín. Qué diferencia. Se preguntaba el de El Puerto que qué había hecho en su vida para ser merecedor de tanto cariño. Sólo preguntárselo ya ofrece la respuesta. Joaquín forma parte de nuestras vidas. Es como Pedroche en las campanadas, como Ferreras en las elecciones o como el 15 de agosto. Joaquín se fue emocionado, rodeado de 60.000 personas, con la Niña Pastori cantando Cai y con un estadio verdiblanco aplaudiendo a Jesús Navas

La mejor despedida a un jugador español que recuerdo. Se han ido, pero no es lo mismo. Cada uno a su manera. Y cada manera define a la persona, a su país, a su cultura y a la nuestra. Se van para no volver, al menos de esta forma. Y se han ido como ellos han querido. Cada uno que elija, a mí, dame un Joaquín

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