Lo de proclamar la inocencia de uno haciéndose la víctima y acusando a un viejo enemigo común es un recurso más viejo que la rueda: funciona y enardece a la masa, que se queda mirando los árboles sin ver el bosque. En el caso de Joan Laporta, el presidente azulgrana ha sido imputado por un delito de cohecho continuado relacionado con los pagos a Negreira.

Así lo ha decidido un juez, que ha estimado que las pruebas son evidentes para tomar tal decisión, y así lo han concluido las investigaciones. Laporta respondió ayer, dijo que es inocente y pintó de blanco a su culpable: el "madridismo sociológico y centralista". La gente tiene dos opciones: o piensa o pica. Allá cada uno.