Fernando Alonso volvió al podio este domingo en el GP de Brasil en una lección de pilotaje defensivo para la historia. El piloto español aguantó las embestidas del Red Bull de Checo Pérez y firmó una última vuelta de época para terminar tercero, en una entrada a meta resuelta en 'foto finish', para subirse al tercer escalón del podio junto a Norris y Verstappen.

La carrera de Interlagos tuvo sorpresas desde el principio, y es que ni siquiera hizo falta que se apagara el semáforo para ver a Leclerc quedarse fuera de la batalla. El monegasco se salió en la vuelta de calentamiento y terminó con las esperanzas de Ferrari este fin de semana tras dejarse el alerón delantero en el muro. Otro Gran Premio desastroso para la escudería italiana.

Pero el inicio accidentado seguiría en la salida, pues mientras Norris se colocaba en la cola de Verstappen pasando a los dos Aston Martin, por detrás se desataba el caos. Albon y Magnussen se tocaron y fueron contra el muro en un brutal accidente en el que las piezas de los monoplazas saltaron por encima de la valla de los boxes. El caos estaba servido en Brasil, otra vez.

Una última vuelta para la historia: así fue la batalla con adelantamiento final de Alonso a Checo Pérez

Los destrozos en pista obligaron a los comisarios a imponer la bandera roja, y con ello a decretar una nueva salida desde la parrilla. La carrera entonces se reanudó sin incidentes, con Verstappen al frente seguido de cerca por Norris, y la batalla entre Alonso y Hamilton por detrás.

El asturiano aprovechó la ventaja de su AMR23 y no dudó en adelantar a un Hamilton demasiado lastrado por la degradación de neumáticos del Mercedes. Así, desde la tercera plaza se aferró al ritmo de Norris, valiente el de McLaren incluso para enseñar el morro a Verstappen en las primeras curvas.

El neerlandés pronto ganó ventaja suficiente para respirar tranquilo, aunque sin llegar a hacer desaparecer el bólido naranja del retrovisor. Ambos hicieron la primera parada juntos y se volvieron a instalar en la cabeza de carrera por delante de un Alonso preocupado por el avance impasible de Checo Pérez.

El mexicano volaba sobre el trazado de Sao Paulo, pero asistía sorprendido al inicio de un recital de pilotaje de Alonso. Quedaba media carrera, y el show del asturiano al volante del monoplaza verde metalizado solo acababa de empezar.

Por detrás seguían sufriendo los Mercedes, especialmente Russell, retirado una veintena de vueltas antes de que su compañero, Hamilton, viera la bandera a cuadros. Los problemas del equipo de Toto Wolf fueron aprovechados por Stroll, rapidísimo, y Sainz, el gran valedor de Ferrari en la tarde de este domingo, y ambos arrancaron las pegatinas a los coches negros.

La falta de tensión competitiva en la cabeza de carrera, con Verstappen y Norris escapados; y en la parte media de la clasificación, con todo decidido, puso el foco en la batalla Checo-Alonso.

El mexicano se mostró impotente por no poder batir a Alonso en ritmo y probó el undercut. Tampoco le salió bien la jugada del adelantamiento en la parada, y le tocaba apretar el acelerador. Durante casi treinta vueltas aguantó Alonso el ritmo de Checo gracias a sus neumáticos blandos nuevos, pero la gesta adquirió tintes épicos a falta de una quincena de vueltas.

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Alonso tapaba huecos y buscaba trazadas perfectas para desesperar a Checo, y así lo hizo hasta la penúltima vuelta, cuando el piloto de Red Bull entró con el cuchillo entre los dientes. Pérez logró el adelantamiento en la primera curva tras el paso por meta, la que inauguraba la última vuelta, y entonces Alonso, 'Magic Alonso', hizo lo que nadie creía posible.

El ovetense se pegó al monoplaza de la bebida energética y apostó todo a la última oportunidad de lanzarse con el DRS. Logró el adelantamiento, apretó como nunca y pasó la línea de meta en paralelo con su rival. Eso sí, su morro cruzó la línea apenas unas milésimas antes, y volvió a un tercer cajón del podio celebrado como una victoria en su garaje.