Terminó en Abu Dhabi la temporada que ha devuelto la ilusión a miles de españoles, sin la ansiada 33 pero con Fernando Alonso atando el cuarto puesto del Mundial, algo impensable cuando firmó por Aston Martin. El asturiano fue séptimo en Yas Marina, suficiente para evitar que Leclerc (segundo) y Norris (quinto) le adelantasen en los puntos. La carrera no fue tan bien para Carlos Sainz, que terminó abandonando y cayó hasta el séptimo puesto de la clasificación general.

La victoria, como no podía ser de otra manera, fue para Max Verstappen, que solo tuvo rival en las dos primeras vueltas de la carrera, cuando Leclerc, que partía justo detrás, se le acercó muchísimo y estuvo a punto de pasarle varias veces. Pero a su monoplaza le faltó un punto más para terminar de dar caza a un 'Mad Max' que abrió brecha inmediatamente después para evitar que el monegasco tuviese una oportunidad cuando se abriesen los DRS —y que solo le mantuvo cerca hasta la parada por una cuestión de gestión de neumáticos—.

Pese a que el nombre del ganador ya se sabía —salvo catástrofe— antes de que se apagasen los semáforos, fue un Gran Premio entretenido con un buen baile por detrás del tricampeón mundial: Checo —frente a todos— en su batalla particular por la remontada, Alonso con Hamilton y, especialmente, con Tsunoda, Norris y Piastri contra Russell... y con Pérez hacia el final.

Un Lando espectacular pasó a su compañero en la salida para meterse entre los tres mejores. Aunque terminó por desinflarse —solo pudo ser quinto— tras una mala parada en boxes, primero, y tras el duelo con Checo, después. El mexicano no tuvo problemas para ascender hasta la tercera plaza, pero sí cuando se encontró en pista con el inglés en la batalla por el segundo lugar: le adelantó, sí, pero in extremis, tocándose rueda con rueda y obligando a Norris a irse por fuera.

Eso le hizo ganarse una sanción de cinco segundos que terminaría por arrebatarle el podio, al que se subieron Verstappen, Leclerc y Russell, que completó una carrera magnífica y dejó una emocionante batalla con Piastri, una de las revelaciones del año. 

La pillería de Leclerc

A sabiendas de que el podio estaba asegurado, Leclerc intentó darle a Ferrari el subcampeonato del Mundial de Constructores en la última vuelta, dejando pasar a Checo Pérez para frenar a George Russell lo máximo posible para permitir al mexicano salvar su penalización. Pero ni eso le salió bien a la Scuderia, que se olvidó de que todos los equipos tienen dos coches.

Esta vez fue Carlos Sainz el damnificado. El español salió decimosexto tras caer en la Q1 el sábado y protagonizó una buena salida, con varios adelantamientos, pero las gomas duras terminaron por penalizarle, como le ha ocurrido al equipo italiano durante toda la temporada. A eso se sumó que fue prácticamente el último en hacer la primera parada y que la segunda llegó tan tarde que terminó retirando el coche. Un inmerecido final de campaña para el gran curso del madrileño.

Fernando Alonso tuvo más suerte, pese a que a Aston Martin no terminó de salirle el undercut a McLaren —Piastri paró justo después y salió justo delante, pero aguantó bien las embestidas del asturiano—. El bicampeón sí pudo con Hamilton, que parecía ser más rápido, devolviéndole el adelantamiento en un descuido. Y, además, supo ser constante y esperar su momento —en la última vuelta— para arrebatarle el séptimo puesto a Tsunoda, lo que le dio dos puntos cruciales para terminar cuarto en el Mundial.