El Barça visita en la ida de los octavos de la Champions a un Nápoles que atraviesa una tremenda crisis y estrenará además entrenador en el partido de hoy después de la destitución de Walter Mazzarri y la llegada de Francesco Calzona. Con ese panorama, el conjunto azulgrana, que tampoco vive precisamente su mejor momento, tratará de arrancar un buen resultado que deje la eliminatoria encarrilada.
Barcelona y Nápoles, curiosamente los dos campeones de sus respectivas ligas la campaña pasada, se aferran a la máxima competición continental para salvar una temporada que no está respondiendo a las expectativas, aunque sin duda mucho más decepcionante en el caso del conjunto partenopeo, que trata con el cambio de técnico de provocar una reacción en el equipo para hacer frente a los de Xavi Hernández, que llegan como claros favoritos.
Con la Supercopa de España perdida ante el eterno rival, eliminados de la Copa del Rey y descolgados de LaLiga –donde aún hay, eso sí, un hilo de esperanza–, los culés afrontan estos octavos de final convencidos de que el torneo puede servirles de bálsamo para curar viejas heridas tras dos temporadas cayendo eliminados en la fase de grupos.
El objetivo es, por lo menos, alcanzar los cuartos de final de la competición, ronda que cubre el presupuesto en las previsiones de este ejercicio y que, de no alcanzarse, supondría un nuevo boquete en la economía del club. Pero aún mayor sería el agujero en el prestigio de un Barça que hace tiempo que suma un batacazo detrás de otro en Europa.
En el Barça, eso sí, hay motivos para la esperanza. Los lesionados comienzan a recuperarse –Joao Félix y Sergi Roberto, los últimos–, Robert Lewandowski parece haber recuperado su olfato goleador y Lamine Yamal es la gran ilusión de futuro... y también de presente. Está siendo, a sus 16 años, el mejor del equipo y está tirando del carro pese a su tremenda juventud.
Nos estará viendo desde arriba 💫 pic.twitter.com/rAvQSq5Qhy
— FC Barcelona (@FCBarcelona_es) February 20, 2024
El Nápoles, por su parte, vive las horas más agitadas de un temporada ya de por sí intensa. Aurelio De Laurentiis, dueño del equipo italiano, despidió a última hora de este lunes a su amigo Mazzarri a tan solo 48 horas del trascendental duelo de octavos, y Francesco Calzona –el nuevo entrenador y actual seleccionador de Eslovaquia–, ha tenido solo un entrenamiento para preparar el choque.
El conjunto partenopeo será, por lo tanto, una auténtica incógnita, aunque el talento lo tiene: Kvaratskhelia y Victor Oshimen serán los grandes peligros del vigente campeón italiano.
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