Luis Rubiales vuelve a ser el centro de todas las miradas: investigado en el marco de la Operación Brody, abrupto regreso a España de su viaje en República Dominicana este miércoles, días antes de lo previsto, detenido por la UCO al bajarse del avión y puesto en libertad horas después tras prestar declaración por los presuntos contratos irregulares que se firmaron en la RFEF bajo su mandato.
El expresidente de la Federación, que se encontraba en el país caribeño desde el pasado mes de febrero, ha estado acompañado en su viaje de sus tres hijas y su exmujer, Manuela Delicado Vega, que volaron el pasado 29 de marzo para reunirse con él. Todos debían haber vuelto este sábado 6 de abril, aunque finalmente el motrileño ha adelantado su viaje para ponerse a disposición de las autoridades.
La que mantuvo con Delicado Vega, abogada de profesión, es la única relación sentimental que se le conoce oficialmente a Rubiales. Ambos estuvieron casados durante años y fruto de su amor nacieron sus tres hijas: Lucía, Ana y Elena.
Las tres fueron protagonistas durante la polémica Asamblea de la Federación, en la que el expresidente rechazó dimitir por lo ocurrido en la entrega de medallas de la final del Mundial, cuando besó sin su consentimiento a Jenni Hermoso. "Hija mía no llores, tienes que estar tranquila y contenta, y orgullosa de quién es tu padre", dijo en esa comparecencia el motrileño, que decidió llevarlas a dicha Asamblea en una decisión que causó una gran controversia.
El matrimonio entre Rubiales y Manuela llegó a su fin hace ya más de una década. "Creo que siempre hemos hecho lo mejor por las niñas. Yo no creo que fuera un fracaso, fuimos muy felices, pero cuando pasas a otra etapa, pues pasas", señaló el exfutbolista sobre su relación en una entrevista con Risto Mejide en Viajando con Chester.
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