El Manchester City disputó anoche un partido a vida o muerte en la Premier, ante el Tottenham, que pudo costarle la pelea por la Premier League. Los 'citizens' sufrieron y también Guardiola, que acabó por los suelos en una ocasión de los 'spurs' que a punto estuvo de arrebatarles la victoria que les mantiene en la pugna con el Arsenal. 

Los de Manchester necesitaban una victoria a domicilio para depender de sí mismos en la última jornada de la Premier League y la consiguieron, eso sí, con mucho más que sufrimiento. Haaland puso el primer gol en el marcador tras una disputada primera mitad (51'), una ventaja que estuvo  a punto de esfumarse al borde del final. 

Fue en el 86' de partido, en una ocasión en la que Heung-min Son, el prodigioso delantero surcoreano, se plantó ante la portería defendida por Ortega, quién entró por un Ederson muy molesto con el cambio. Parecía gol o gol, pero la pelota no entró y todas las cámaras apuntaron al banquillo.

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Allí, Guardiola se llevó las manos a la cabeza y se dejó caer lamentando el gol seguro, que al no entrar le dejó tendido en el césped con un gesto de perplejidad en el rostro.

Finalmente, el City cerraría el duelo con otro tanto de Haaland en el descuento, de penalti, para llegar a la última jornada con dos puntos de ventaja sobre el Arsenal de Arteta.