Helena Resano Periodista
OPINIÓN

De lo de Mbappé

Mbappé calienta con Francia
Mbappé calienta con Francia.
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Mbappé calienta con Francia

¿Tienen que posicionarse los deportistas con todo lo que pasa a su alrededor? ¿Tienen que decir abiertamente cómo opinan, qué votan, qué les molesta o cómo respiran más allá de su deporte, de lo que hacen dentro del campo o en la pista? Esta semana hemos tenido dos ejemplos completamente opuestos.

El de Mbappé, pidiendo a los jóvenes que vayan a votar y que frenen el avance de los extremismos y, especialmente, de la ultraderecha. Y, en frente, al portero de la selección, a Unai Simón, diciendo justo lo contrario, pidiendo no tener que posicionarse, no tener que hablar de política.

Que los jugadores de fútbol mueven a miles de aficionados es una obviedad. Cómo se peinan, qué zapatillas llevan, el coche que conducen, la música que escuchan… Todo supone casi una especie de religión para sus seguidores y muy especialmente para los chavales más jóvenes que imitan sus patadas, sus pases, ansían poder ser como ellos… Chicos que los ven como ejemplos a seguir. En todo. También en la política.

Y por eso es relevante lo que hizo Mbappé y más jugadores de la selección francesa. Están defendiendo unos colores, un país, con unos valores que se ven cuestionados por algunas fuerzas políticas. Y han querido decirlo. Además, apelando a esos colores que llevan en su camiseta, a ese país que a ellos les va a tocar defender en un terreno de juego, en un césped. Apelan a los que los van a ver. Les piden que ellos hagan lo mismo en las urnas, que vayan a votar.

Pretender vivir en una burbuja es irreal. Pretender que todo lo que pasa a mi alrededor sea algo ajeno a mí es utópico. Especialmente cuando la política lo es todo. Será en los impuestos que ellos paguen, en las obligaciones que tengan, en este caso fiscales, pero también en los derechos, esos que algunas fuerzas quieren saltarse o suprimir.

Pero esto tiene sus riesgos, claro. Te arriesgas a ser el centro de las críticas, como le ha pasado al jugador del Real Madrid. El partido de Le Pen no ha tardado en criticarlo, como ya hizo en su día con Zidane cuando también pidió a sus seguidores parar el avance de la ultraderecha. Corres ese riesgo y corres el riesgo de defraudar. A quienes te ven como un dios dentro del campo. Porque quizás lo que dices no casa con lo que ellos piensan. O porque quizás lo que no has dicho, esa equidistancia con todo, es sumamente decepcionante.

Hay muchos ejemplos de deportistas que, cuando han hablado, se ha caído un mito. Personas que, con todos sus privilegios, suenan huecos cuando les toca defender los derechos de los demás, de las mujeres, de los migrantes… Lo que sí está claro es que hay deportistas comprometidos con lo que piensan y también deportistas que prefieren no mojarse. Pase lo que pase.

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