Un auténtico partidazo el que se vivió en el Volksparkstadion. Con la intensidad de Georgia, pero bajo la batuta de República Checa, empezó el choque. Y también con una doble ocasión clarísima para los checos. Hlozek y Schick probaron los reflejos de Mamardashvili y el meta georgiano respondió con creces, sacando sus dos remates a bocajarro para mantener con vida a los suyos.
Mientras el combinado de Ivan Hasek buscaba el gol intentando combinar, a los de Willy Sagnol no les quedó más remedio que apostarlo todo al contraataque. Intentaron armarlo Kvaratshkhelia y Tsitaishvili por las dos bandas, pero el equipo checo estaba muy atento para evitar arrancadas peligrosas.
Volvió a avisar República Checa de que acechaba el área con un saque de esquina al primer palo, pero Soucek controló mal y la acción quedó en nada. Hubo que esperar hasta el minuto 22 para que el conjunto checo pusiese el balón en la red. Hlozek fue el más listo de la clase para ganar el balón en el área -de un saque de banda que ningún georgiano despejó- y rematar a bocajarro.
Mamardashvili le sacó el disparo, pero el rebote le favoreció y el cuero terminó entrando. Tuvo que intervenir el VAR para avisar al árbitro de que ese tanto no debía subir al marcador, pues el '9' había tocado el esférico con el brazo antes de que este traspasase la línea de gol. El partido empezaba otra vez de cero y República Checa empezaría a diluirse.
Ese era el momento que estaba esperando Georgia, que metió una marcha más para sorprender a República Checa. Kvaratshkhelia, por fin, encontró espacios al borde del área, regateó a medio equipo rival y la puso para la llegada de Davitashvili al área, que se lio en el control y solo pudo rascar un córner.
Y cuando parecía que el partido se iba al descanso con el 0-0 en el marcador, el VAR volvió a intervenir: penalti para Georgia por una mano de Hranac al intentar despejar el balón que Kvaratshkhelia había colgado. Mikautadze colocó el balón y no falló para adelantar a su selección, que todavía tuvo un susto antes de irse a los vestuarios. Porque Mamardashvili tuvo que volver a aparecer para sacar un remate de Schick.
A la vuelta de vestuarios, República Checa salió a por el empate y lo logró en rondando la hora de partido. Se aferró al balón parado y un córner muy bien botado acabó en el fondo de la red. El jugador del Bayer Leverkusen Patrick Schick, referente de la selección, se encontró la pelota casi al borde de la línea de gol y firmó las tablas.
El tanto de Schick le dio aliento a la República Checa para animarse a ir a por el segundo. Mostró su intensidad y ritmo mientras Georgia esperaba en su campo a poder aprovechar alguna que otra contra a través de sus extremos. Por ahí pasaban sus únicas opciones.
Cuando el conjunto de Hasek más dominaba en campo contrario, el goleador pidió el cambio por problemas físicos. En su lugar entró Chytil y la capacidad ofensiva se redujo. Todo lo confiaron a los centros al área y gozaron de varias oportunidades, pero enfrente tenían al muro Mamardashvili.
Tras esperar a poder enganchar una contra, Georgia pudo deshacer el empate en el último suspiro. Un tres para uno acabó con el delantero georgiano mandando el balón a las nubes y el lamento de todo un país.
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