JJOO

Así fueron los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912: innovaciones tecnológicas en las carreras y sin españoles

Logo de Estocolmo 1912.
COI

Los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912 marcaron un hito en la historia del deporte mundial. Tras el éxito de los Juegos de Londres 1908, que lograron rescatar el espíritu olímpico, la ciudad sueca se propuso organizar una edición que consolidara definitivamente la cita olímpica. Y lo consiguieron con creces, gracias a una organización modélica y a la introducción de importantes innovaciones tecnológicas.

Una de las novedades más destacadas fue la incorporación del cronometraje eléctrico en las pruebas de atletismo. Hasta entonces, el tiempo de los atletas se medía manualmente con cronómetros, lo que generaba frecuentes discrepancias y polémicas entre los jueces. Con el nuevo sistema, se pudo medir el tiempo con una precisión de décimas de segundo, lo que aportó mayor rigor y objetividad a las competiciones.

Otra innovación revolucionaria fue la foto finish, que permitía capturar el momento exacto en que los atletas cruzaban la línea de meta. Gracias a esta tecnología, se pudieron dirimir con total claridad las ajustadas llegadas en las carreras de velocidad, evitando así los habituales conflictos entre los jueces y los atletas.

Participación histórica

Los Juegos de Estocolmo 1912 también pasaron a la historia por ser los primeros en los que participaron representantes de los cinco continentes. Además de los países europeos y norteamericanos, que ya venían compitiendo en ediciones anteriores, se sumaron por primera vez naciones de África, Asia y Oceanía. Esto supuso un importante paso adelante en la universalización del movimiento olímpico.

Otro hito relevante fue la participación de las mujeres en las pruebas de natación. A pesar de la oposición del propio barón Pierre de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos, quien consideraba que el deporte femenino era "antiestético e incorrecto", las nadadoras pudieron competir por primera vez en una cita olímpica. Fue un primer paso hacia la igualdad de género en el deporte, aunque aún quedaba un largo camino por recorrer.

El caso de Jim Thorpe

Uno de los grandes protagonistas de los Juegos de Estocolmo fue el atleta estadounidense Jim Thorpe, de origen indio-americano. Thorpe se proclamó campeón olímpico de pentatlón y decatlón, demostrando una superioridad abrumadora sobre sus rivales. Sin embargo, meses después de los Juegos, el Comité Olímpico de Estados Unidos le retiró las medallas por considerar que había violado las normas del amateurismo al haber cobrado previamente por jugar al béisbol.

Thorpe se vio obligado a devolver sus medallas y fue apartado del deporte durante años. No sería hasta 1982, mucho después de su muerte, cuando el Comité Olímpico Internacional le restituyó sus títulos y reconoció su legado como uno de los más grandes atletas de todos los tiempos. Fue durante la presidencia de Juan Antonio Samaranch cuando la familia de Thorpe recibió finalmente las medallas que había ganado en Estocolmo.

Ausencia española

Al igual que en las ediciones anteriores, España no envió ningún representante a los Juegos de Estocolmo. El deporte español vivía por entonces una situación precaria, con escaso apoyo institucional y poca implantación social. Habría que esperar hasta los Juegos de Amberes 1920 para ver por primera vez a un equipo olímpico español.

A pesar de la ausencia española, los Juegos de Estocolmo 1912 supusieron un importante impulso para el deporte mundial. Las innovaciones tecnológicas introducidas en las competiciones de atletismo sentaron las bases para el desarrollo futuro del cronometraje deportivo. Además, la participación de los cinco continentes y la inclusión de las mujeres en las pruebas de natación marcaron el camino hacia una mayor universalidad e igualdad en el movimiento olímpico.

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