ENTREVISTA

El nuevo reto de Edurne Pasabán: "Es una chaladura correr 110 kilómetros, pero siempre he buscado desafíos en mi vida"

Edurne Pasaban, posando en la feria del corredor de Vielha
Edurne Pasaban, posando en la feria del corredor de Vielha
20minutos
Edurne Pasaban, posando en la feria del corredor de Vielha

Claro, bien visto, después de las primeras dudas, llegan certezas camufladas con interrogaciones. ¿Qué obstáculo supone para ella una rampa del 20 o 30%? ¿Qué dificultad una noche a la intemperie entre montañas y cuán reto una competición de 15 o 20 horas? "Uy ya veremos, ya veremos, que esto no es lo mismo que aquello". Aquello son los catorce ochomiles que Edurne Pasaban escaló a principios de siglo (muros del 100%, ataques a cima de 29 horas...) para situarse en el status inamovible de leyenda del deporte español y mundial. Y esto, es la CDH, carrera  de montaña de 110 kms de Val d'Aran by UTMB que Edurne correrá este viernes a sus 50 años, pegadita a su casa de Vielha. "Sí, es una chaladura, pero siempre he buscado desafíos en mi vida".

Casi nueve meses lleva ya Edurne preparando el desafío, que surgió en octubre de una conversación casual y cogió forma casi al instante. "Empecé haciendo mucha fuerza y después ya volumen de kilómetros, sesiones de nueve o diez horas y hasta aquí, creo que estoy lista". De tiempos no habla: "Yo quiero terminar, llegar a la meta, ese es mi reto, lo que tarde ya me da igual. Eso sí, no cambiaría un ochomil por acabar esta carrera ¿eh?".

Listas las piernas y preparado el estómago, auténtica clave en este tipo de ultras de montaña, a priori: "Es que aquí cualquier cosa que te sienta mal puede fastidiarte. Yo quiero empezar con cosas naturales, aceite de coco, grasas, cosas que he entrenado. Y los geles ya veremos", dice la tolosarra, antes de revivir viejas batallas: "Siempre me dijeron que tenía el estómago de hierro. Geles me van a dar a mi...si en la montaña tomábamos fuet y chorizo...así teníamos las pájaras que teníamos, claro, jaja". 

El antes y el ahora en la montaña

Nada de entonces queda ya por aquellos parajes alpinos, atascados en hora punta de escaladores rumbo a la cima, a la foto en redes: "Me da mucha pena ver en qué se ha convertido el montañismo ahora, todo comercial, todo negocio, nada de espíritu. Uno ya no para ni ayudar a alguien que se puede estar muriendo en tus narices. Creo que yo tuve afortunada por vivir una edad de oro".

La charla con Edurne Pasaban, de manta y chimenea, viaja en la máquina del tiempo, desde aquellos años entre cumbres de Nepal -vuelve cada año allí donde fue feliz- a los nervios de chiquilla por correr el viernes. Si tendrá ansia que el último entrenamiento de hoy no ha podido terminarlo por problemas...técnicos. "Yo creo que son los nervios y esas cosas, a ver si empiezo ya".

"Superé la montaña más complicada"

Tanta facilidad tiene Edurne para ilusionarse con el futuro como para enorgullecerse de lo que deja en el retrovisor. Aquellos momentos de éxito, las catorce montañas más altas del planeta, allí arriba, mientras ella no dejaba de hundirse sin remisión, sin fondo en el que frenar su caída. Y la depresión. Y los intentos de suicidio. "Ayer pensaba en cómo estuve en aquella época y me sentía orgullosa, porque estaba muy mal, no veía salida, y conseguí encaminar otra vez mi vida, buscándole sentido. Tuve mucha ayuda por muchos sitios y eso me salvó. Superé una montaña muy complicada". ¿Y cómo se supera cuándo todo se ve negro? "Pues con ayuda, reconociendo lo que te sucede, yo tuve mucha suerte tener buena gente a mi lado". 

El discurso cargado de energía de la alpinista también deja un mensaje para los tiempos venideros: "Ahora todo el mundo habla de salud mental y parece que todos han tenido problemas de este tipo. Hay que tratar el tema con delicadeza, no frivolizarlo y saber de lo que se habla".

Llega la hora de irse a buscar al crío a la piscina y Pasaban concluye con una petición, desde el estrado que le corresponde como referente: "En esta carrera seremos unos 1.200 y hay menos de 200 chicas. Sé que cada vez hay más, pero aún es muy difícil, ¿y sabes por qué? Por la conciliación. En este deporte habrá 4 o 5 profesionales y no creo que muchas mujeres. ¿Tú sabes el sacrificio que hay que hacer para estar currando 8 o 9 horas y luego ponerte a entrenar? En esto del trail tienes que hacer salidas de 5 o 6 horas, no veas tú el mérito que tiene eso, sin que nadie te pague nada. Ponerse en la meta ya es para aplaudir".

Nerviosa perdida, la chica que no dejaba de subir y bajar montañas, se marcha, mientras le paran cada pocos metros y le piden autógrafos, y le aplauden. Vaya carrera la suya.

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