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Carolina Marín, a por el imposible en París 2024 bajo su lema motivacional: "Puedo porque pienso que puedo"

Carolina Marín, Juegos Olímpicos de París 2024.
20minutos

Hablar de bádminton es hablar de Carolina Marín. Es la mejor jugadora española y una de las mejores del mundo en la historia del deporte, la única con tres títulos mundiales en su palmarés y la actual campeona de Europa tras ganar su octava corona el pasado mes de abril en Alemania. Y aun sí, parece casi utópico soñar con volver a verla colgarse del cuello el oro olímpico en París 2024.  

Lo cierto es que la onubense no es la misma que se proclamó campeona olímpica en Río 2016, aunque se le parece mucho. En estos ocho años, ha tenido que recuperarse de dos graves lesiones de rodilla, que podrían haber supuesto el fin de su carrera, y del mazazo que supuso la muerte de su padre. Después de mucho trabajo, físico y psicológico, Marín llega a la capital francesa a un gran nivel deportivo y con una mentalidad más fuerte y ambiciosa que nunca.

"Puedo porque pienso que puedo". Esa es su filosofía desde hace muchísimo tiempo. La misma que le ha llevado a lo más alto y con la que se cargará de razones en estos Juegos Olímpicos en busca de su segunda medalla, con la que igualaría el registro de Zhang Ning, única jugadora con dos oros olímpicos (Atenas 2004 y Pekín 2008).

Su calvario con las lesiones

Era enero de 2019. En plena final del Masters de Indonesia, frente a Saina Nehwal, Carolina Marín cayó desplomada al volver al suelo tras un golpe en salto. Los gestos de dolor de la jugadora andaluza hicieron saltar las alarmas, aunque ella intentó seguir jugando tras ser atendida por los médicos. No pudo. Las posteriores pruebas confirmarían la gravedad de la lesión: rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.

Tuvieron que pasar ocho meses para volver a ver a la tricampeona del mundo sobre la pista. Regresó por todo lo alto, ganando el Abierto de China, sin saber que una nueva lesión le impediría disputar sus terceros Juegos Olímpicos en Tokio. A dos meses de la cita olímpica, después de haberse proclamado campeona de Europa por quinta vez en Kiev, volvió a romperse el ligamento cruzado anterior, esta vez con los dos meniscos y en su rodilla izquierda, durante un entrenamiento.

"Es otro golpe al que tengo que hacer frente, pero no tengáis dudas de que volveré", prometió Marín en el comunicado en el que anunciaba su baja en la capital nipona. Hubo que esperar 19 meses para volver a verla competir en una final, la del Abierto de París, en la que cayó ante Bing Jiao He en un partido épico que confirmó que estaba cada vez más cerca de su mejor versión. "Estoy en el camino, ha sido muy complicado volver a coger confianza después de este año, de la lesión. Todos los días tengo dolor, pero aquí estamos luchando hasta el final", confesó tras el duelo.

Nunca ha dejado de ganar

  • Pese a las lesiones, Carolina Marín nunca ha dejado de ganar: en 2022, la campeona olímpica en Río 2016 se colgó el oro europeo por sexta vez en su carrera; en 2023, fue subcampeona del mundo en Copenhague y se proclamó campeona de los Juegos Europeos en Tarnów; y este 2024, tumbó a Kirsty Gilmour en la final del Campeonato de Europa para ganar su octavo título, y, además, añadió a su extenso palmarés su segundo All England.

El fallecimiento de su padre

Gonzalo Marín Pérez falleció en la madrugada del pasado 26 de julio de 2020, unos meses después de sufrir un golpe en la cabeza en un accidente laboral que le obligaría a pasar por el quirófano. "Yo fui la que decidió que operaran a mi padre y yo fui también la que decidió que no más pastillas porque mi padre no iba a ir a mejor y yo quería que ese infierno terminase para mi papá. Esa decisión también la tomé yo", reveló la jugadora en una entrevista en Relevo en 2022.

Fueron momentos muy complicados para la deportista, que confesó entonces que vivió "un suplicio". "Yo estaba amargada, no quería que me hablase nadie, me quedaba en el hospital, encima en plena pandemia…", explicó. Sobre el duelo tras perder a su padre, Marín reconoció que "me costó mi tiempo", pero puso en valor que "hay gente a la que le hubiera costado años afrontar esto, pero a los dos meses de su muerte cambié el chip", algo que "hubiera sido imposible" si no hubiese contado con "las herramientas y esa madurez que te da el deporte".

El gran objetivo: una medalla en París 2024

"Lo primero que le pido a lo que queda de 2024 es salud, que me respete mi cuerpo estos dos meses y medio, que me deje entrenar y disfrutar de este camino hasta el 27 de julio que empiezo a competir... Pero por pedir, vamos a pedir la medalla de oro en París", deseó Marín el pasado mes de mayo, tras recibir el Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2024.

Para conseguir su segunda presea dorada en unos Juegos Olímpicos, la jugadora española tendrá que batir a las dos grandes favoritas: Chen Yu Fei, su sucesora como campeona olímpica tras coronarse en Tokio 2021, y An Se-Young, actual campeona mundial. Aunque primero empezará midiéndose a la suiza Jenjira Stadelmann (número 101 del mundo), en su debut este domingo 28 de julio a las 19:30 horas, y a la irlandesa Rachael Darragh (número 69 del mundo).

Nada es imposible para Carolina Marín, el mejor ejemplo de resiliencia, entrega y esfuerzo en el deporte y en la vida. Ni siquiera lograr otro oro olímpico, más aún llegando a París como vigente campeona del All England y del Abierto de Suiza, como ocho veces campeona de Europa, y con la experiencia de haber saboreado ya la gloria en los Juegos

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