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David Popovici, el genio silencioso que nada para no 'ahogarse' en las expectativas

David Popovici, con uno de sus oros en el Mundial de Budapest
AFP7 vía Europa Press

Las piscinas de París esperan a David Popovici. Sus rivales, también. Fueron avisados de la llegada del rumano, el segundo hombre más rápido del mundo en el agua, hace apenas unas semanas, cuando rompió su 'silencio' con la conquista del oro en los 100 metros libres del Campeonato de Europa.  

El joven rumano no cuajó un buen 2023, no cumplió los pronósticos de aquellos que vaticinaban un año de confirmación en la élite tras firmar un histórico tiempo de 46.86 segundos en las finales de los Europeos de 2022, el récord mundial con apenas 17 años... y ahora vuelve a nadar para no 'ahogarse en las expectativas'.

Popovici pasó del doble doblete en los 100 y 200 libres de los Mundiales de Budapest y en esos Europeos de Roma en 2022 a no colgarse ni una medalla y perder su récord a manos de Zhanle Pan (46.80 segundos) en 2023. Pero ahora vuelve con las pilas cargadas y sin el lastre de la presión por los resultados.

La 'resurrección' de un genio nacido para nadar ha sido lenta y trabajada en completo silencio en su Rumanía natal, allí donde un viejo pabellón de Bucarest le ve entrar en el agua todos los días de la semana para preparar su gran actuación olímpica.

Con su 1,90 y su musculatura perfilada, nada como si no les costara esfuerzo, sin chapotear, sin salirse de la trayectoria que le acompaña a la victoria. Es la máxima expresión de la técnica y la disciplina, aunque no siempre fue así. 

Rechazado por los mejores entrenadores de su país por su poca disciplina, encontró en un humilde licenciado en educación física sin experiencia su inspiración. Antes nadie quería arriesgarse con Popovici, pero pronto empezaron a lloverle ofertas de las mejores universidades de Estados Unidos. Eso no estaba en sus planes, ama Bucarest y allí decidió quedarse para disfrutar de un país que recorre en bicicleta y aún le sigue sorprendiendo.

Con su decisión 'tiró por la borda' la oportunidad de seguir el camino de una gran estrella, aunque no lo ha necesitado para brillar con luz propia. El joven nacido en 2004 ha cultivado su cuerpo y su mente —con tomos de filosofía recomendados por su técnico— para llegar como uno de los grandes favoritos a la cita olímpica. 

'La libélula', animal que eligió como símbolo por recomendación de su novia, acude a París con la intención de dar a su país el metal que todos le piden. Allí, en Rumanía, nadie espera menos, aunque esa exigencia es el plomo del que busca desprenderse para alcanzar el puesto que la historia le tiene reservado.

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