Sarah Morris Corresponsal británica en España
OPINIÓN

La marca francesa: hora complicada para desplegar un espectáculo nacional

El símbolo de Paris 2024 frente al Arco del Triunfo.
El símbolo de Paris 2024 frente al Arco del Triunfo.
AP
El símbolo de Paris 2024 frente al Arco del Triunfo.

Francia va a ofrecer al mundo una ambiciosa tarjeta de visita este viernes en uno de sus momentos políticos más complicados. Mientras la sociedad está esperando la formación de un Gobierno después de las elecciones del 7 de julio, 3.000 actores y bailarines están ultimando la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París para asombrarnos.

Va a ser la primera vez que la ceremonia de los Juegos Olímpicos tendrá lugar fuera de un estadio, trasladándose al icónico río Sena y sus alrededores. Los 6.000 atletas, incluida la delegación española, desfilarán seis kilómetros en 85 barcos, pasando por los edificios más emblemáticos de París cómo el Museo del Louvre y terminando en Trocadero, cerca de la Torre Eiffel. Los actores y bailarines actuarán a lo largo de las orillas y puentes de la ciudad de las luces delante de las cámaras de todo el mundo. 

La ruta histórica garantiza un desfile espectacular, pero cómo británica pienso en los Juegos de Londres de 2012 y tengo ilusión de saber qué personas y símbolos representarán a Francia en este momento histórico y tenso. ¿Qué franceses famosos habrá? ¿Habrá un momento equivalente a cuando pareció que la reina Isabel II saltaba de un avión con James Bond?

He preguntado a varios amigos y compañeros franceses y no les resulta fácil contestar. El dilema está en que el espectáculo tiene que hablar de París y Francia a los franceses, pero también de los millones de extranjeros que lo ven en directo desde sus países. "Que no saquen de nuevo a personas llevando la boina", me dice una amiga. "Eso fue ridículo esto".

Mi amiga se refiere a la ceremonia de apertura del Mundial de Rugby del año pasado que desplegó los tópicos de la vida gala. "Empezó con un panadero subido a una bicicleta, peleándose con un gallo y cada vez fue más y más raro", escribió Sean Ingle en The Guardian

El actor Jean Dujardin se prestó a actuar en "un fresco encantador de la Francia rural", llevando una camiseta blanca obrera y un bigote finito, describió Marc Beaugé en Le Monde. "Los tiempos han cambiado, pero no lo sabrías de esta ceremonia", zanjó.

El director de la ceremonia de este viernes y del musical Starmania, Thomas Jolly, es muy consciente de su desafío. Los extranjeros asociamos París con las imágenes que vemos en la exitosa serie Emily in París y también con las películas cómo Amélie  (2001), cuenta. "Hay que jugar con los tópicos, las perspectivas norteamericanas sobre Francia, pero sin burlarse de ellas", dijo Jolly en una entrevista sobre la ceremonia.

Se espera que el acto incluya un homenaje a la catedral de Notre Dame, que está siendo reformada después del incendio de 2019 y que evocará los valores y la historia de Francia, contando con el consejo del historiador Patrick Boucheron, la guionista Fanny Herrero y la autora Leila Slimani. El equipo insiste, sin embargo, que evitará lo que Herrero describe como "nuestra tendencia natural a sermonear a las personas".

De momento, guardan en secreto los nombres de los famosos, si los hay, aunque ya hay rumores de que Lady Gaga podría estar fichada después de que unos fans la vieran en la capital francesa. A pesar del estatus de estrella de la americana, la famosa con más impacto para la ceremonia podría ser la cantante franco-maliense Aya Nakamura. Cuando Emmanuel Macron dijo que podría ser ideal como artista cabecera para este viernes, varios políticos y grupos de la extrema derecha la insultaron.

Su inclusión sería un buen símbolo de la Francia contemporánea. Nakamura creció en un suburbio complicado al norte de París y ahora es el cantante más escuchado en francés y las entradas para sus conciertos se agotan en minutos. Unos 63% de los franceses está en contra de su actuación, algunos por razones racistas y misóginas y otros porque piensan que su forma de mezclar el inglés y el argot con el francés no es buena para la lengua o la cultura francesa. Espero que la ceremonia no abrace esa actitud que podría obligarnos a ver más tópicos de campesinos llevando boinas, cebollas y baguettes.

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