Ahora sí que sí, los Juegos Olímpicos de París 2024 han comenzado. Con una intermitente e histórica ceremonia inaugural, celebrada por primera vez fuera de un estadio olímpico, Francia ha dado el pistoletazo de salida a la trigésimo tercera edición del mayor evento deportivo mundial con una estrella inesperada: Rafa Nadal.
El agua ha sido el primer gran protagonista de la jornada: se esperaba el desfile de las 206 delegaciones nacionales con más de 8.000 atletas que pelearán por una medalla —confeccionada con un trozo de metal de la Torre Eiffel— en París 2024 a borde de una embarcación por el río Sena, pero no el diluvio que ha empapado a deportistas y espectadores.
Mientras Grecia, con Antetokounmpo y Ntrismpioti como abanderados, abría el desfile, el runrún se instalaba en todo el mundo ante el desconocimiento sobre la identidad del encargado de encender el pebetero: Zidane iniciaba el recorrido y un misterioso encapuchado lo continuaba por algunos de los edificios más emblemáticos de París.
La delegación española tuvo que esperar hasta el vigésimoquinto turno para hacer su aparición, pero no decepcionó: los campeones olímpicos Marcus Cooper y Tamara Echegoyen sujetaban con firmeza la bandera de España, mientras el resto de deportistas celebraban con entusiasmo su entrada en los Juegos.
Lady Gaga, Aya Nakamura, hasta 80 artistas del Moulin Rouge o el rapero Akhenaton amenizaron una velada en la que aparecieron Los Miserables, La Libertad guiando al pueblo, Notre-Dame o la Mona Lisa, pero fue un español el que terminó quedándose con todo el protagonismo: Rafa Nadal.
La leyenda de Roland Garros, donde 14 veces consiguió la gloria, apareció por sorpresa en el tramo final de la ceremonia para recibir la antorcha de manos de Zinedine Zidane. El tenista, que debutará este sábado en dobles junto a Alcaraz, recorrió el Sena junto a Serena Williams, Carl Lewis y Nadia Comaneci para dejar la llama olímpica en manos de Amélie Mauresmo, directora del Grand Slam galo.
No fue ella la encargada de encender el pebetero, pues fue solo la primera de un sinfín de leyendas del deporte francés —Tony Parker, Alexis Hanquinquant o Michaël Guigou, entre otros— que portaron la antorcha olímpica hasta dejarla en manos de Teddy Riner y Marie-José Perec, los encargados de prender un globo aerostático que iluminó la noche parisina y dio por comenzados los Juegos Olímpicos de París 2024.
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