JJOO

El coraje de Nathalie Moellhausen, que compite pese a un tumor, y el despiste de su entrenador con la silla

Nathalie Moelhaussen.
Archivo

A sus 38 años, la esgrimista brasileña Nathalie Moellhausen tenía claro que nada ni nadie iba a truncar su sueño de competir en los Juegos Olímpicos de París 2024. Y así fue: pese a que meses antes de la competición le fue detectado un tumor benigno en el coxis, y pese a que estuvo ingresada en el hospital durante cuatro días, ella luchó y viajó a París.

Pero los problemas aparecieron para Nathalie en su primer combate, ante la canadiense Ruien Xiao y, precisamente en ese momento, lo dramático y lo cómico. Moellhausen sufrió intensos dolores y se derrumbó en el suelo y un voluntario acudió rápido para ayudarla con una silla. 

La circunstancia pilló de espaldas a su entrenador, que al ver la silla se creyó que era para él y, claro, allí que se sentó. Fue el voluntario quién le sacó de su error, susurrándole que era su pupila quien tenía y debía sentarse. Y el hombre se levantó rápido, subsanando el lapsus. 

Pese a que pudo todas sus ganas, al final la brasileña terminó cayendo eliminada, no sin llevarse antes la ovación de toda la grada.

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