La gimnasta norteamericana Simone Biles dejará los Juegos Olímpicos con cuatro medallas, tres de oro y una de plata. La cosecha final creció este lunes con una sola presea, la plata del ejercicio de suelo. Unos instantes antes, la fatídica barra de equilibrio había mandado a Simone al suelo tras fallar en una recepción.

El regreso de Biles a la cita olímpica, tras lo sucedido en Tokio, ha sido por todo lo alto. Se llevó el oro por equipos, fue la mejor gimnasta de todas tras ganar la competición individual y voló más alto que ninguna en salto.

Todos esperaban que el currículo de Simone creciera este lunes con las dos finales por aparato restantes, y así poder igualar los 9 oros de la leyenda Latynina, pero fue una jornada agridulce. Especialmente por el ejercicio de barra donde, una por una, fueron cayendo las principales favoritas. Simone fue una de ellas, resbalando en una recepción y cayendo al suelo. El oro, casi por eliminación, fue para la italiana D'Amato.

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Después llegó el ejercicio de suelo, donde Biles es extrema especialista y se medía a su eterna rival, la brasileña Rebeca Andrade, aquella que le hace siempre esforzarse al límite, como ella misma ha reconocido. El ejercicio de Andrade fue casi perfecto, puntuado con 14.166. Después llegó Biles, que voló como suele, propulsada por sus muelles, pero tanto que en dos diagonales se salió del tapiz. ¿Su nota final? 14,133. Plata.

Así acabó la competición, con la justicia divina concediendo por fin el oro a la risueña Andrade y situando el medallero final de Biles con un 4 (3 oros y una plata). La norteamericana, con 27 años, no ha podido superar a Latynina pero se va como lo que ya es, una leyenda.