Amaya Valdemoro «La música es mi pasión, pero tengo el oído de madera»

Esta madrileña de armas tomar es la única jugadora española de baloncesto que puede andar exhibiendo por el mundo una mano con tres anillos de la WNBA, la mejor Liga femenina del mundo.
Pero no por eso se ha convertido en una niñata engreída e insufrible. Antes bien, manifiesta una humildad sorprendente y huye de la condición de prima donna que le podría corresponder por sus muchos méritos deportivos.
 
¿Sigue enamorada de la música?
 
No puedo remediarlo, es mi gran pasión; no sabría vivir sin ella.
 
¿Toca algún instrumento?
 
Soy una negada y encima tengo el oído de madera.
 
¿Y cree que eso tiene algo que ver?
 
Supongo que para tocar algún instrumento, sí. He intentado en un par de ocasiones aprender a tocar el violín y he fracasado estrepitosamente. Pienso que se debe a mi mal oído.
 
¿A qué instrumento asemejaría su juego?
 
Los días que estoy realmente bien me encantaría que me comparasen con un stradivarius. Siempre intento jugar lo mejor que puedo y aspiro en cada partido a lograr la perfección, el mejor sonido posible, el de un stradivarius.
 
¿Lo ha conseguido?
 
Ni siquiera en los días que a una le sale todo. Es un empeño casi inútil, pero lo intento, que es lo importante; de otra manera sería una estupidez salir a jugar. Supongo que es lo mismo que le pasa a los músicos: salen a tocar buscando la perfección, pero muy pocos lo consiguen realmente.
 
¿Un buen equipo es una buena orquesta?
 
Evidentemente, sí. La comparación es perfecta.
 
¿Y quien dirige, el entrenador o la base?
 
El director de esa orquesta es siempre el entrenador. La base ejecuta lo que marca el director, es la segunda responsable del grupo.
 
¿Qué lugar ocupa usted?
 
Yo ayudo a todo el mundo, hago un poco de todo.
 
¿No tiene afán de solista?
 
En absoluto, siempre voy con el grupo, con el equipo.
 
¿Va de humilde por la vida?
 
No, y me agrada que saque a relucir el tema, porque hay gente que opina que, como tengo tres anillos de la WNBA, me he vuelto una engreída.
 
¿Y no es así?
 
He sido educada en la lucha, en saber que la vida da muchas vueltas y que no conviene sacar pecho.
 
¿Qué fue del dorsal con el apellido materno?
 
 
Mi madre murió antes de los Juegos de Atenas, y me pareció una gran idea hacerle un pequeño homenaje. Por eso llevé el dorsal con el apellido Madariaga. Cuando se lo contaron a mi padre lloraba de alegría.
 
¿Bebe o Paco de Lucía?
 
Son completamente diferentes. Me encanta lo que hace cada uno en su estilo, aunque debo confesar que no tengo ningún disco del guitarrista, pero es algo que pienso remediar en cuanto pueda.
 
¿Música blanca o negra?
 
Aunque me chifla el funky, creo que cada cosa tiene su momento. Soy una bailona empedernida, y cuando vamos de marcha me pierdo en las pistas con el funky, aunque la música de los blanquitos tiene su gracia.
 
¿Baja música de la Red?
 
Con alguna frecuencia, y lo seguiré haciendo mientras no sea delito.
 
¿Compra en los top manta?
 
No, eso sí que no. Cuando quiero algo voy a las tiendas. Bajo música de la Red, pero también compro a menudo.
 
¿La música es cara?
 
Mucho, y como no baje, vamos hacia el desastre.
 
¿Se considera digital o analógica?
 
Cada vez somos más digitales, sí, pero en muchos aspectos sigo apegada a la cultura analógica. A veces no me queda más remedio que pegarme con mi portátil.
 
¿Cómo ve nuestro básquet femenino?
 
Creciendo cada día un poco más. El relevo viene pisando fuerte.
 
Pimpampum
 
¿Un libro? El psicoanalista.
 
¿Una película? Million Dollar Baby.
 
¿Un actor? Edward Norton.
 
¿Una actriz? Ninguna en especial.
 
 ¿Una mujer? Teresa de Calcuta.
 
¿Sigue la política? No.
 
¿Un color? Quizá el negro.
 
¿Un día perfecto? Un día de victoria.
 
¿Su jugador favorito? Drazen Petrovic.
 
¿Un deportista español? Miguel Indurain.
 
Precoz en casi todo
 
Esta jugadora del Ros Casares de Valencia debutó en Primera en 1992, a los 16 años; y con la selección, un año después. En 1997, con 21 años, se estrenó en la WNBA. Jugó en la Liga Brasileña en 2004, con 28. También fue precoz en su primera afición deportiva, el atletismo. Lo practicó de los 8 a los 13 años y entonces se pasó al básquet de la mano del Tintoretto (3ª de Madrid). Ha ganado 6 Ligas españolas, 6 Copas de la Reina, 2 Supercopas, 1 Euroliga, 3 anillos de la WNBA con los Houston Comets. Subcampeona del Campeonato Paulista brasileño.
 
BIO
 
Natural de Alcobendas, Madrid, Amaya Valdemoro nació el 18 de agosto de 1976. Mide 1,82 metros. Sus apodos: Torete, Pochola, Wild Woman o Magic Amaya. Se considera alegre, amiga de sus amigos, muy nerviosa y cabezota. Le gusta la música, el cine, el ordenador y leer. Está muy unida a su hermana Virginia.
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