Las autoridades confirmaron este miércoles el fallecimiento de Blanca Fernández Ochoa, la mejor esquiadora española de la historia. Junto a su hermano Francisco, fallecido en 2006, convirtió sus dos apellidos en sinónimo de deporte de nieve. Y de éxito.

Blanca se encontraba en paradero desconocido desde el pasado 24 de agosto, y se habían organizado búsquedas en la zona de Cercedilla a la que acudió a hacer senderismo.

Si Francisco fue el primer medallista español en unos Juegos Olímpicos de invierno, con el oro en eslalon especial en Sapporo 72, Blanca (nacida en 1963) fue la primera mujer en colgarse un metal en esta cita: justo veinte años más tarde, en Albertville 92, en la prueba de eslalon. Blanca, ganadora de cuatro pruebas de la Copa del Mundo, se retiró tras su éxito olímpico, largamente perseguido durante sus nueve años de carrera.

Su primera gran oportunidad llegó en los Juegos de Calgary 88, en los que apuntaba al oro. Sin embargo, se cayó en la segunda manga del eslalon gigante y perdió toda opción de medalla. Sus lágrimas de aquel momento son parte de la historia del olimpismo español.

Su familia, con raíces en un barrio obrero de Madrid como Carabanchel, se trasladó luego a vivir a la localidad de Cercedilla, en la Sierra de Madrid, donde los hermanos (también los menos conocidos Juan Manuel, Luis y Dolores) empezaron a tomar contacto con la nieve de la vecina Navacerrada. Blanca tenía 9 años y empezó a dedicarse al esquí. Siendo aún muy joven se trasladó a Viella, en los Pirineos, para continuar su formación.

Fernández Ochoa ha recibido varios importantes galardones del Consejo Superior de Deportes: en 1983 y 1988 el premio Reina Sofía a la mejor deportista nacional, y en 1981 el "Joaquín Blume" (para deportistas menores de 22 años). En diciembre de 1994 le fue concedida la Medalla de Oro de la Real Orden del Mérito Deportivo.