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Juan José Cobo gana la Vuelta a España 2011

Juan José Cobo, en la Vuelta.
REUTERS

El "prima non datur, ultima dispensatur" de la alocución latina al recurren muchos profesores para recordar que la primera clase no se da y la última se dispensa tiene su correspondencia parcial en el ciclismo. Por una ley no escrita, la última etapa de una prueba de tres semanas suele servir de festivo homenaje al ganador siempre y cuando no se dispute como contrarreloj.

Juanjo Cobo, el primer cántabro que triunfa en la Vuelta, disfrutó de su ‘dispensatur’ particular pese a los 13 segundos, la cuarta renta más exigua de toda la historia de la carrera, que lo separaron de Chris Froome. El británico, tan inesperado aspirante como el ganador en sí, había mostrado su intención de pelear hasta el último día por unas bonificaciones que al final, tras seis finales en alto y 3.300 kilómetros han resultado tan decisivas que de no existir, y con el guión vivido, le hubieran dado a él el triunfo por 19 segundos; pero ayer volvieron a no estar a su alcance, como tampoco en una previa en la que se confundió con la pancarta de los últimos 20 kilómetros. Ya se sabe, última etapa, kilometraje corto, final en circuito y alguna fuerza que gastar.

Para frenar las ofensivas de Froome y su compañero Wiggins, al final tercero en su mejor resultado en las tres semanas, al bisonte Cobo, siete días líder desde que alcanzó el jersey rojo del Angliru, le ha valido con un marcaje al hombre y el apoyo logístico de un equipo, el Geox de Joxean Fernández, Matxin, que además gana la clasificación por equipos. Todo un logro para una formación que no pertenece a la categoría UCI ProTour.

"La victoria no me va a cambiar la vida", garantiza un treintañero Cobo que sigue corriendo sin guantes, sorprendentemente también sin gafas y con los calcetines hasta arriba. Un resultado final bien valorado por la organización, muy satisfecha por el desarrollo de la carrera pese a la ausencia de las grandes figuras, bajas de sobra eclipsadas por la intensidad del mano a mano entre Cobo y Froome en Peña Cabarga, por la espectacularidad del Angliru y los finales en cuesta, por los detalles dejados por jóvenes talentos (Sagan,Mollema, Poels, Taaramae,...), por el éxtasis de ver ganar a Igor Antón en Bilbao o el apoyo incondicional de la afición vasca en las cunetas hacia los corredores.

La de 2011 ha sido una edición dura. El holandés Tom Veeler, último clasificado, ha perdido casi cinco horas y media, la mayor brecha en cincuenta años. Y treinta corredores se han ido más allá de las cuatro horas.

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