Laia Sanz y Cristina Gutiérrez están empeñadas en ser leyendas en el rally más duro del mundo.

El Dakar ha terminado y lo ha hecho con dos nuevos hitos para el deporte español. Por un lado, Laia es la mujer que más veces en la historia ha terminado el Dakar en motos. Siete en total, todas consecutivas y cuatro de ellas acabando entre los 16 mejores del mundo, como en esta edición, en la que logró ese puesto final. Por otro, Cristina Gutiérrez, que se ha convertido en la primera española en acabar la prueba en coches logrando una meritoria 44ª posición absoluta en la meta de Buenos Aires.

"Estoy en una nube", reconoce la piloto burgalesa de 25 años. Ha sido el primer, y casi inesperado, Dakar para Cris. El objetivo era acabarlo y así hacer historia en el deporte español. Algo que ha conseguido. No sin sufrimiento. "Hemos luchado mucho, el equipo, mi copiloto, yo... todos".

Por su parte, Laia sigue sumando récords a sus 31 años y, lejos de cansarse de seguir haciendo historia en este deporte, siempre parece querer normalizar lo logrado para buscar más. "Es importante hacer siete de siete. Más que eso, lo realmente importante es, en sí, terminar el Dakar, algo muy complicado aunque no lo parezca. Ya no solo por ser la única mujer en lograrlo, sino porque entre los chicos, hay muy pocos que hayan terminado en sus primeras siete participaciones".

Por ese motivo, a Laia le suena a pasado la distinción entre chicos y chicas. "Eso ya quedó en el olvido. Es importante ser la mejor chica, claro, pero de eso estaba más pendiente los primeros años, desde hace cuatro que entré en el top 20 miro más la clasificación general".

Tanto Laia como Cristina coinciden en la dureza y las malas condiciones de esta edición, catalogada como la más extrema de la historia en continente americano. "El clima ha sido lo peor, con etapas y tramos suspendidos", lamenta la motera. Cristina asegura que esta "dureza" es tal y como se la imaginaba, aunque reconoce que "iba con las ideas claras, todo bien aprendido". A la piloto de todoterrenos le ha sorprendido el "enorme seguimiento" que tiene el Dakar en Sudamérica. "En cada etapa había miles de personas", relata sorprendida. Para ella, lo mejor del rally ha sido la imagen que tiene grabada de ella "en el podio recibiendo la medalla arropada por toda mi familia". ¿Y lo peor? "Los malos momentos de cada etapa". Aunque dice orgullosa que "nunca me han hecho caer y hemos sabido superar cada problema".

A pesar de que el Dakar ha terminado hace solo unas horas, ambas miran con ilusión la próxima edición, en la que también esperan estar para seguir mejorando. "Es pronto para pensar en ello, pero siempre hay que renovar sueños. Yo espero volver", asegura la odontóloga, que ahora asume que "después de muchos días al límite ahora hay que volver a la vida real y a trabajar". Lo hará en la clínica dental, pero seguro que contará a los suyos infinidad de anécdotas vividas en la prueba. Una de ellas, y con la que se queda, es la "solidaridad que los participantes del Dakar". Por su parte, Laia vuelve a España y su intención ahora es "descansar". "Ya habrá tiempo para pensar en la temporada", asegura.

También se queda Cris con haber conocido mejor a Laia Sanz, un referente para ella y con la que, poco a poco, va forjando una amistad. La burgalesa se deshace en elogios hacia la catalana. "Ha sido mi ídolo durante muchos años y, ahora que la conozco mejor, más aún. Por su trabajo y su humildad", dice Cris, que "desde aquí" pide "el Princesa de Asturias para Laia". Una postulación que a Laia le halaga. "A Cris la conozco más como persona, que es una tía genial, que como piloto, pero tiene mucho mérito acabar el Dakar en la primera participación".

Admiración mutua entre estas dos súper mujeres en el Dakar. "Chicas al poder, que somos pocas en este deporte y hay que unirnos", dice Laia.

Porque tres han sido la representación femenina en este Dakar, dos con hitos. La otra española en categoría de motos, Rosa Romero, también llegó a la meta de Buenos Aires, concluyendo en el puesto número 81 en la que ya es su sexta edición terminada.