Verstappen gana el GP de México y Hamilton confirma el pentacampeonato

De cinco en cinco: Max Verstappen ganó en el GP de México su quinta carrera en Fórmula 1 el día que Lewis Hamilton conquistó su quinto título mundial. El británico logró un hito histórico, irónicamente en una carrera en la que acabó fuera del podio tras una racha de 9 podios consecutivos.

Pese a la alegría después de las 71 vueltas, fue una carrera infernal para Hamilton. El desgaste de los neumáticos fue letal, y le dejó sin opciones para pelear por la victoria desde el principio. Y eso que al principio se mostró muy fuerte, cuando se escapó en los primeros metros junto a Verstappen para dejar atrás al poleman Daniel Ricciardo. Parecía que el británico iba a poder pelear por la victoria, pero ni mucho menos.

Enseguida notó que algo no iba bien en su coche. Los neumáticos ultrablandos, primero, y luego los superblandos y de nuevo los ultrablandos finales supusieron una auténtica pesadilla para él, si bien el colchón de las anteriores carreras le sirvió para aguantar.

Los grandes beneficiados de los problemas de los Mercedes (Bottas también los sufrió) fueron los Ferrari. Vettel, primero, y Kimi Räikkönen, después, se quitaron de encima a Hamilton, toda vez que Verstappen era imposible de cazar. Acompañaron al holandés en el podio, pero el sabor amargo de saberse ya fuera de las opciones del título les hizo disfrutarlo muy poco.

Mientras 'Mad Max' se escapaba al frente de la carrera, en busca de su quinta victoria y en un sitio donde ya había logrado ganar otra vez, en 2017, su compañero Ricciardo abandonaba por octava vez, por una avería en su motor: es el que más veces lo ha hecho esta temporada.

El abandono de Ricciardo permitió a Hamilton respirar, ya que la sangría de tiempo que estaba sufriendo hizo incluso pensar en que podía tener cualquier susto o incluso un golpe que le impidiese atar el título en pista.

A Fernando Alonso le duró la carrera cuatro vueltas. Un trozo del coche de Esteban Ocon en la primera vuelta, se metió en uno de los pontones del McLaren (pese a que no estaba involucrado en el incidente) y, tres giros después, se vio forzado a aparcar su coche. Para Carlos Sainz tampoco fue un día para recordar, ya que su Renault rompió en la vuelta 30.