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Elizabeth Hawley, la notaria del Himalaya: "Nunca he subido a la montaña"

Miss Hawley junto a Dennis Urubko, estrella del himalayismo actual.
Russianclimb.com

El escarabajo azul apenas sale ya del garaje. Antes sorteaba raudo el hormiguero de Katmandú, con Elizabeth Hawley al volante, pisándole a fondo. Las piernas ya no le dan para acelerar, pero la edad no mella la lucidez de esta pequeña e impresionante mujer que partió en marzo de 1960 hacia Nepal para no regresar jamás a su casa de Chicago.

No era el primer viaje: Irán, Turquía, la Unión Soviética, Japón, Israel... Caliente recorrido que alimentó una de las leyendas: ¿fue espía de la CIA? Miss Hawley no responderá.

En suelo nepalí, Elizabeth mantiene vivo su romance con el único amor conocido de su vida, el Himalaya. Cinco décadas mirando, escuchando y preguntando para convertirse en notario moral de cada ascensión a las torres del planeta, los ochomiles.

Los hay que pasan de su opinión, pero su palabra es sagrada entre los expertos. Tres meses después del primer correo, accede a la entrevista con 20 minutos. Eso sí, "preguntas cortas y rápidas, y no me llames la Dama de Hierro".

"Comencé entrevistando expediciones en 1963 y no he parado desde entonces. Disfruto con esta vida. La primera vez que vi el Everest me quedé impresionada", señala antes de reconocer sin pudor: "Nunca he subido una montaña y nunca subiré. No me arrepiento de eso".

Esa inexperiencia en primera línea no reduce su rigurosidad detectivesca. "Algún mentiroso sí que he pillado en todo este tiempo, pero en la montaña suele haber honradez y camaradería". ¿También hacia la figura del sherpa? "No creo que sean tratados como animales. A veces se les critica por la lealtad a las órdenes de su jefe". ¿Las críticas de Oiarzabal? "¿Qué dijo? No comment".

El nuevo turismo montañero, que ha convertido el Himalaya en un Benidorm a 6.000 metros, no indigna a Miss Hawley: "Ahora puede venir mucha más gente, pero si quieres hacer alpinismo, te diré mil sitios donde no verás un alma alrededor".

Durante 20 años, Elizabeth compartió su tarea con otro estudioso español, Cartagenari. Se repartieron los 14 ochomiles y verificaron o desmintieron proezas. Hoy, Hawley sigue su camino, renegando de su poder notarial: "Yo no soy el ángel de la guarda de las montañas, yo sólo doy mi opinión". Eso sí, no opinará sobre la segunda leyenda que la persigue, su romance con Sir Edmund Hillary, el primer alpinista que completó con éxito el ascenso al Everest.

Analizando las fotos de ‘Miss Oh’

No agradece Elizabeth Hawley las constantes preguntas que se le hacen sobre la polémica de Miss Oh, la primera mujer en alcanzar los 14 ochomiles.

Edurne Pasaban, la rival de la surcoreana, alzó su voz para dudar de la ascensión de Oh al Kanchenjunga, que Hawley califica como "dudosa: no sé si lo ha subido o no, pero yo no soy una juez, sólo una reportera".

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