El 'tiburón' Phelps está tranquilo: "Se trata solo de nadar"

  • El nadador norteamericano compareció confiado y muy relajado ante la prensa.
  • Después atendió a los medios su gran rival y además compatriota, Ryan Lochte.
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Phelps y Bowman, en la sala de prensa, haciendo de fotógrafos
Phelps y Bowman, en la sala de prensa, haciendo de fotógrafos
Raúl R. Vega
Phelps y Bowman, en la sala de prensa, haciendo de fotógrafos

Primero el hombre. Luego, el país. Día grande en la sala de prensa principal, abarrotada en sus 700 asientos ante la aparición de la gran estrella de los Juegos Olímpicos de Londres -con permiso de Usain Bolt- el señor Michael Phelps. Él y el genio que le entrena, Bob Bowman, desplazaron al segundo turno al resto del equipo estadounidense de natación, Ryan Lochte entre ellos. Una hora más tarde, allí se sentaría Roger Federer, también con el 'no hay billetes'.

Phelps se toma con calma el gigantesco reto al que se enfrenta: batir a Lochte, superar las 18 medallas de la rusa Latynina como máxima medallista olímpica (lleva 16) y agrandar su propia leyenda. Tiene siete carreras por delante, pan comido por su gesto: "Solo es nadar, lo que llevo haciendo toda mi vida. Si gano, bien, pero si pierdo no dejaré de estar orgulloso de lo que he logrado".

El chico de Baltimore vive días felices, podrá participar en su primera ceremonia de apertura, está comiendo mejor que en los últimos Juegos y contesta relajado a cada pregunta. Casi todas la interrogan por Lochte y todo son buenas palabras para el amigo y rival, que clonará sus declaraciones media hora después.

Es cuatro año más viejo, pero la armadura la mantiene intacta, y el hambre también. Cuidado con fiarse: "Estoy confiado, hemos entrenado bien y creemos que llegamos en buen momento". Phelps tira siempre de la primera persona del plural para hablar, pues es quien es por el tipo que se sienta a su derecha, Bowman, que explica porqué Phelps es Phelps: "Él lo tiene todo, pero sobre todo trabajo. Durante seis años se ha entrenado todos los días. Eso, solo lo puede hacer él".

Phelps sabe que su cuerpo ya no reacciona como antes, bebe una botella energética a cada minuto, y su capacidad de recuperación ha bajado un escalón, del prodigioso al sobresaliente. "He cambiado algunas cosas para estar a tope. Creo que el cuerpo reaccionará bien".

Antes de terminar, el niño que solo encontraba paz en el agua confiesa, se pone trascendente: "Hay gente que se expresa con palabras y otros con actos. Yo expreso mis sentimientos en el agua, nadando". Y se va por donde ha venido, y vuelve por donde se ha ido: se ha dejado el teléfono.

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