El objetivo de Belmonte es estar en las finales de 200 y 400 metros, en Pekín. "Una vez allí, iré a por todas. Cualquier cosa puede pasar", aseguró. Y está a gusto en una piscina, que es muy rápida. "Espero que las grandes gradas se llenen de público para que nos den calor".
Desde que se proclamó campeona de Europa en Holanda en marzo pasado, Mireia ha mejorado sobre todo "la salida y las brazadas de espalda". A los 17 años está apunto de cumplir un sueño, sus primeros Juegos Olímpicos. Los de Atenas los vio ante la tele "pegada a un crono para apuntarme todos los tiempos". Eso le motivó para trabajar "mucho más duro" y llegar a correr un día con "rivales tan famosas" en unos Juegos.
Mireia está muy bien acompañada por Nina Zhivanevskaya, la eterna campeona que ha vuelto "sólo para los Juegos, de momento". Nina comparte con Mireia habitación en la villa olímpica. La experiencia y la juventud. "Mis consejos son que Mireia coma y descanse bien. Y, sobre todo, que no haga caso a la prensa", bromea la nadadora afincada ahora en Valencia.
Erika Villaécija es un valor en los 800 metros libres. A los 24 años afronta sus segundos juegos con dos oros europeos colgados en su pecho. "Estoy entrenando muy bien y por eso tengo mucha confianza". Antes de competir sólo piensa en "darlo todo". Erika se ve entre las favoritas.
Forma parte de un grupo de cuatro o cinco nadadoras que aspira a metal. "Quien tenga y ponga más ganas se llevará la medalla". Villaécija cree que ha ganado en experiencia, en los virajes y en el control de las situaciones, aunque ayer lo perdió al ver a la estrella de la NBA, Kobe Bryant, entrando a cenar en la villa. "Salimos corriendo a hacernos una foto con él. Es muy simpático. Hablamos en español. Nos deseamos suerte".
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