Las locuras de Bruno de Carvalho, el explosivo presidente del Sporting de Portugal

El Sporting Clube de Portugal, en un entrenamiento.
El Sporting Clube de Portugal, en un entrenamiento.
EFE
El Sporting Clube de Portugal, en un entrenamiento.

La madrugada del 27 de marzo de 2011 fue la primera vez que Bruno de Carvalho hizo ruido alrededor del Sporting Clube de Portugal. El hoy presidente del cuadro lisboeta perdió en unas mediáticas elecciones contra Godinho Lopes, lo que provocó su ira y la de sus seguidores, denunciando a posteriori un pucherazo, nunca demostrado. De Carvalho prometió a Marco van Basten para el banquillo y varios fichajes de relumbrón, pero su derrota dejó con la miel en los labios a sus fieles.

Sí consiguió ganar dos años después, desbancando de la presidencia a Godinho Lopes. Bruno de Carvalho, familiar de políticos, comenzó su andadura al frente de los leones con promesas de resurrección, en una etapa en la que los grandes dominadores del fútbol portugués eran Oporto y Benfica.

Su determinación para cambiar las cosas ha sido enorme -incluso excesiva teniendo en cuenta la realidad del club, lejos de poder competir con los grandes gigantes europeos-, y quizás esa exigencia, algo desvirtuada, ha provocado episodios como el vivido tras el encuentro de ida ante el Atlético de Madrid.

No ha sido la primera polémica de un presidente que suele sentarse en el banquillo para ver los partidos -lo que provocó una imagen sintómática cuando el pasado fin de semana Bas Dost marcó el 1-0 frente al Paços Ferreira y todo el grupo se abrazó al margen del máximo mandatario-, como ya se ha comprobado. El presidente del Arouca le acusó de haberle escupido en el túnel de vestuarios, y poco después insultó a António Salvador, presidente del Braga, diciendo que "ama ser el presidente del Benfica B".

Derrota ante el Atlético de Madrid

Cuando concluyó el partido ante el Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano –en el que el cuadro lisboeta estuvo a punto de acortar distancias en el último minuto, lo que hubiera supuesto un 2-1 que le dejaba vivo en el choque de vuelta-, explotó en Facebook, subiendo una publicación en la que aseguró que sus defensas "le habían dado todo el trabajo hecho" al equipo colchonero.

Las reacciones de la plantilla no se hicieron esperar, y Rui Patricio, uno de los pesos pesados del vestuario, contestó asegurando que no era el tipo de declaración que esperaría de un líder.

El presidente montó en cólera, llamó niñatos a sus jugadores y amenazó con suspender de empleo y sueldo a los 18 futbolistas que defendieron la contestación del guardameta. La realidad ahora es que el equipo se enfrenta a una situación límite, cuando aún tiene opciones de acceder a las semifinales de la Europa League, y pelea por regresar a la Champions en el campeonato doméstico.

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