El Barça Lassa ganó por segundo año seguido la Copa del Rey ante el Real Madrid por 93-94 tras una final de infarto que tuvo que decidirse con ayuda de la tecnología. Llull envío el partido al tiempo extra sobre la bocina, y ahí una canasta de Tomic a un segundo del final de la prórroga fue taponada por Randolph, pero el Instant Replay revisó la jugada, consideró que había tocado antes el tablero y le dio el título a los azulgranas, la 25ª Copa del Rey de sus vitrinas.

No fue una final estética. La tensión se notaba en los jugadores, las cuentas pendientes, la rivalidad y el respeto, también. Quizás por su condición de local, quizás por la buena defensa azulgrana, pero lo cierto es que los de Laso no empezaron bien, siempre a remolque. El acierto de Tomic y de Claver dio las primeras rentas a un Barça que maniató a un Madrid en el que solo Campazzo daba réplica.

Pese a todo, la diferencia no fue nunca más allá de los siete puntos, gracias a los puntos de Randolph. Una canasta sobre la bocina de Heurtel hizo que tras el primer cuarto los de Pesic fueran cuatro arriba (16-20), mientras que la revolución llegó en el segundo con la entrada de Llull. No estaba siendo la Copa del balear, pero su calidad y garra le dieron la vuelta al marcador. Dos triples y una asistencia suya a Tavares, unido al grandísimo trabajo del caboverdiano, dominando el rebote e intimidando, hizo que el choque pasara a ser de los blancos.

Era un momento delicado para el Barça, pero los culés apretaron. Anotaron Oriola, Hanga y Pangos para devolver la ventaja a los visitantes, y una canasta de Ayón tras rebote ofensivo puso el empate en el luminoso (35-35) en el último segundo.

El Madrid salió de los vestuarios con el cuchillo entre los dientes. Su defensa ahogó al Barça, y su acierto en ataque desarboló a su rival. Un triple de Randolph inició el festival anotador, al que se unió Causeur. El acierto desde la línea de tres pareció dejar la final finiquitada. Campazzo, Causeur y Randolph castigaron desde más allá de la línea a un Barça que solo anotó seis puntos en siete minutos.

Una canasta de Ayón puso la máxima ventaja en 16 puntos, y dos tiros libres de Seraphin la dejó en 14 al final del tercer cuarto, poniendo un 60-46 que dejaba la final con aroma blanco.

En los diez minutos finales, el Barça dejó claro que vendería cara su derrota, y tres triples seguidos de Claver, Oriola y Heurtel dejaron la diferencia en seis puntos. Otro más, de Kuric, un 2+1 del americano y una bandeja de Heurtel pusieron el parcial en un increíble 17-0 que daba la vuelta al marcador (61-63).

Una canasta de Causeur empataba el partido de nuevo, por lo que la final se reducía a poco más de cinco minutos en los que Rudy además era baja por lesión. Un triple de Llull dio ventaja a los de Laso, pero un parcial de 0-8 liderado por Heurtel puso la final en bandeja a los azulgranas. Campazzo, a cinco segundos del final, recibió una falta al ir a lanzar un triple, y tenía que meterlos todos. Falló el último, el Madrid le hizo falta a Claver, y Llull, quién si no, agarró el balón a cuatro segundos del final, penetró y mandó la final a la prórroga. 

En el tiempo extra, igualdad, pero el acierto en los dos minutos finales del Barça le dio ventaja. Y el final fue una locura. El Barça se puso cinco arriba, un triple de Randolph recortó, el americano hizo falta a Singleton aunque los árbitros no vieron y Carroll puso uno arriba a los blancos. En la última acción, Tomic buscó anotar a aro pasado, Randolph le taponó y los colegiados, tras revisar en el monitor, dictaminaron que era ilegal: el título era del Barça.