Baloncesto

La crisis obliga a más de la mitad de las chicas del baloncesto a jugar fuera de España

Sancho Lyttle le pone un tapón a la Tetemondová durante el partido de la segunda fase del Eurobasket de Francia 2013 entre España y Eslovaquia
FEB

Las chicas de la selección española de baloncesto femenino, que este domingo ha ganado el oro en la final del Eurobasket de Francia ante la selección anfitriona, Francia, tienen que buscarse la gloria fuera de nuestras fronteras.

De las 12 jugadoras del combinado español, siete de ellas juegan en el extranjero. Es el caso de Elisa Aguilar, que juega en el Spartak de Moscú ruso. También en Rusia, en su caso en el Ekaterimburgo, juega la también base Silvia Domínguez. En Polonia juegan Cristina Ouviña y Laia Palau (Wisla Cracovia y Polkowice, respectivamente), mientras que la pívot Cindy Lima lo hace en el Uni Gyor húngaro.

Por último, dos de las grandes estrellas de la selección, Alba Torrens y Sancho Lyttle, juegan en el Galatasaray de la liga de Turquía, que es uno de los países emergentes en cuanto a potencia económica de sus equipos deportivos.

Equipos desaparecidos

Y es que la situación del baloncesto femenino no es muy halagüeña en España. De hecho, dos equipos históricos tuvieron que desaparecer hace ahora un año: el Ros Casares valenciano desapareció a finales de mayo de 2012, aun siendo en ese momento el campeón de Europa.

Por esas mismas fechas, el Mann Filter Zaragoza también echó el cierre. Y el Celta Bosco, otro histórico del baloncesto femenino español, tuvo que reinscribirse en la Liga Femenina 2 por no poder hacer frente a los pagos fijos.

Para paliar esta situación, en su día la Federación Española de Baloncesto (FEB) rebajó de 90.000 a 70.000 euros el aval para poder participar en la Liga Femenina 1.

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