¿Qué sabes sobre la ciencia detrás de las alternativas sin humo?

A pesar de conocer lo perjudicial de este hábito, aún existen más de 1.000 millones de fumadores adultos en todo el mundo, y casi nueve de ellos en España. Empresas como Philip Morris Internacional llevan años invirtiendo en I+D para desarrollar alternativas sin humo que han demostrado ser mejores opciones que seguir fumando.

Abandonar por completo el consumo de nicotina y tabaco es la mejor opción que cualquier persona pueda tomar. Por esta razón, las medidas tradicionales de prevención y cesación deben persistir. No obstante, seguimos manteniendo tasas de fumadores muy elevadas en varios países, entre ellos España. Y según estimaciones de la OMS, no se espera que esta cifra disminuya de manera significativa en el corto plazo.

Por este motivo, se hace necesario buscar alternativas menos nocivas para estos miles de adultos que, a pesar de conocer lo perjudicial del hábito, no lo dejan. Una de estas opciones son las alternativas libres de humo que la ciencia avala como menos dañinas que seguir fumando. ¿Y esto por qué? Porque no queman tabaco, sino que gracias a sus sistemas electrónicos son capaces de calentar el líquido (en el caso de los cigarrillos electrónicos) o el tabaco (en el caso de los dispositivos para tabaco calentado), evitando así la formación de humo y ceniza.

Y esto es lo que llevan haciendo durante casi dos décadas en Philip Morris: desarrollar productos alternativos al cigarrillo, con nicotina, pero sin humo, que la ciencia avala como mejores opciones que seguir fumando. Ahora bien, desde la propia compañía aseguran que a pesar de que estas alternativas son menos nocivas que el cigarrillo, no están exentas de riesgo y con su uso se inhala nicotina, que es adictiva. El riesgo cero solo puede alcanzarse si se deja de consumir por completo tabaco y nicotina.

Las alternativas libres de humo no están exentas de riesgo y son adictivas.
Las alternativas libres de humo no están exentas de riesgo y son adictivas.
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Información respaldada en la ciencia

Los avances científicos apuntan al humo como el elemento más dañino para los fumadores. Por eso, se desarrollan alternativas que no queman tabaco y, por tanto, no generan humo.

Si bien la nicotina no está exenta de riesgo y es adictiva, no es la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar, sino que es el humo del cigarrillo. Este humo del cigarrillo contiene niveles muy altos de sustancias químicas nocivas y potencialmente nocivas. Cuando evitamos la combustión (es decir, cuando no quemamos), estos niveles se pueden reducir de manera significativa. Esto es lo que hacen precisamente las alternativas sin combustión, como los dispositivos para tabaco calentado y los cigarrillos electrónicos.

La nicotina no está exenta de riesgo y es adictiva, pero no es la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar

El usuario de estas alternativas evita inhalar un elevado número de sustancias químicas nocivas en comparación con el humo del cigarrillo.

La nicotina no es inocua y está contraindicada para menores, embarazadas, lactantes, diabéticos, personas con hipertensión o insuficiencias cardíacas. No obstante, muchos desconocen que el humo y la combustión son los principales riesgos de fumar y merecen información precisa y respaldada en la ciencia para tomar una decisión.

Muchos desconocen que el humo y la combustión son los principales riesgos de fumar

Respaldo institucional

El impulso de sistemas para tabaco calentado a través de dispositivos electrónicos está justificado en tanto que son opciones mucho menos lesivas que el cigarrillo convencional, aunque no sean inocuas. Organismos como la Administración estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), ya en 2020 autorizó la comercialización del dispositivo para tabaco calentado de Philip Morris, con un mensaje de riesgo reducido, concluyendo que: “Los estudios científicos han demostrado que cambiar totalmente de cigarrillos convencionales a este producto reduce significativamente la exposición física a sustancias químicas nocivas o potencialmente nocivas”.

En definitiva, existe la posibilidad de ayudar a combatir el impacto que genera el tabaquismo en la salud pública si conseguimos complementar las estrategias existentes de prevención y cesación con un enfoque holístico, que favorezca que los fumadores adultos que de otra forma continuarían fumando cambien a mejores alternativas, revirtiéndolo en un impacto en la salud pública. Por ello, es esencial proporcionar a los fumadores adultos información veraz basada en evidencia científica que les permita tomar decisiones informadas.