París 2024: España, ante su gran desafío

Las 22 medallas de Barcelona'92 son el objetivo a batir por la delegación española en París 2024.

 

Hablar de Barcelona ‘92 es hacerlo del punto de inflexión del deporte español, el momento del despegue. De la mediocridad a convertirse en una referencia. Y esas 22 medallas conquistadas por nuestros deportistas siguen siendo el récord en unos Juegos, una especia de techo de cristal que ha sido imposible de superar en ninguno de los siete torneos olímpicos posteriores.

Y superar esa marca es el reto de la delegación española, un desafío del que no rehúye ni el que más manda en el movimiento olímpico español, Alejandro Blanco. "Vamos a superar las 22 medallas", ha afirmado en más de una ocasión, tanto en conversación pública como privada, el presidente del COE, convencido de que por fin se superarán los éxitos logrados en los inolvidables Juegos de Barcelona de hace ya 32 años.

Raúl Rioja Jefe de Deportes

Así, la pregunta es clara: ¿puede España lograr batir su propio récord de medallas en París 2024? El nivel de los deportistas españoles — 383 participarán en París  (193 mujeres y 190 hombres) — hace tiempo que es muy alto (grandes éxitos en fútbol, baloncesto, tenis, Fórmula 1, MotoGP, balonmano), pero ha costado traducirlo en metales en los sucesivos Juegos Olímpicos. 

Sin embargo, la nueva hornada de deportistas parece estar conquistando más disciplinas y, sumando los posibles éxitos, las cuentas salen. Ahora, eso sí, será la competición la que dicte sentencia. Y no estaremos solos: 10.500 deportistas, compitiendo en 45 deportes, de 206 delegaciones (204 países) por ganar una de las 5.084 medallas.

 

 

 

París se viste de gala: hora de los Juegos

 

Raúl Rodríguez Subdirector

 

"Los parisinos somos así, qué le vamos a hacer". Nicola, autor de semejante confesión, camina distraído por una calle de París y así responde a una televisión que trata de descifrar una duda existencial a 24 horas del comienzo oficial de los Juegos Olímpicos 2024: "¿Dónde se han metido los parisinos?". Teletrabajando dicen unos; de vacaciones en la costa azul, responden otros. Pasan de los Juegos, concluye el tercer grupo, para terror de Anne Hidalgo, alcaldesa agobiada y nadadora si se requiere: "El Sena está muy limpio y los parisinos responderán". Ea.

 

París es también apocalipsis, ejército, metralletas, media ciudad cortada al tráfico: ‘por ahí no se puede ir y por allí, tampoco’. Las amenazas terroristas surten efecto en una ciudad acostumbada a esa sensación. Temor, miedo.

El ecosistema se transforma dentro de la Villa Olímpica, donde se habla de camas. Un millar de deportistas han presentado ya la pertinente reclamación para que les cambien el colchón, porque no hay quien duerma y, sin descanso, el olímpico no es nada. Diseñadas para reducir el tradicional desahogo postcompetición, la cuestión de momento es trascendental. Irá cambiando.


Llegan los Juegos Olímpicos, los terceros de París ya    –unos tanto...–­libres de pandemia y mascarilla, y salen a la calle por primera vez para presumir de ciudad en su ceremonia inaugural. Porque otra cosa no, pero a coqueta pocas ganan a París, ella lo vale: campos Elíseos, Notre Damme, Torre Eiffel y una enorme pasarela azul por la que navegará cada delegación, el Sena. Poco más se sabe de lo que sucederá esta tarde de viernes, políticos los habrá a decenas, artistas locales también y posiblemente sorpresas de mayor envergadura, ¿Celine Dion? ¿Lady Gaga? Quién sabe. ¿Y el último portador de la antorcha? Ahh...

 

 

Calendario y medallero: consulta todos los eventos

 

Buscador de deportistas: 383 españoles

 

 

 


El deporte estrella de la primera semana es la natación, una disciplina en la que España está en plena transición con todas sus miradas puestas en un nombre: Hugo González de Oliveira. Tras la brillante etapa de Mireia Belmonte, que sumó dos bronces en Londres 2012 y un oro y un bronce en Río 2016, en Tokio no hubo medallas para España en las piscinas, algo que la delegación de nuestro país quiere poner remedio.

Los impresionantes logros de Mireia Belmonte –oro en los 200 mariposa de Londres y cuatro medallas en total– tapó el estancamiento de la natación española en los Juegos Olímpicos. En Tokio, la badalonesa ya había comenzado su declive deportivo –se fue de vacío–, y en París ya no estará, lo que obliga a otros nadadores españoles a dar un paso al frente.

Ahora viene Hugo. El mallorquín es el vigente campeón del mundo de los 200 espalda –donde tiene la mejor marca del año–, y logró la medalla de plata en los pasados Mundiales en los 100 metros espalda. Competirá en tres disciplinas individuales (100 y 200 espalda y 200 estilos), además de en el 4x100 libres junto a Carlos Coll, Mario Mollà y Sergio de Celis.

A sus 25 años, son ya los terceros Juegos Olímpicos para el nadador balear, pero no será la única baza.

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Una estrella entre miles

Por R. RODRÍGUEZ

De aquella inolvidable generación de deportistas que asombraban al planeta cada cuatro años, ya solo quedan unos cuantos, y no han cambiado. Y pinta que no lo hará aún. Especialmente Simone Biles, candidata número uno al trono de París. 

Llega a la ciudad sin nada que demostrar pero con mucho que probarse a si misma –dicho por ella– tras su retirada de la cita de Japón para ocuparse de su salud mental. Desde entonces, ha aprendido a domar sus frecuentes bloqueos mentales y conecta cuerpo y mente como antaño. Si todo sigue su curso, su colección de medallas olímpicas superará la decena. 

Junto a ella ya no estarán los viejos reyes, Phelps y Bolt, qué tipos. Su sombra todavía oculta a Leon Marchand y al bravucón Noah Lyles, herederos naturales en la piscina y la pista. ¿Estarán a la altura? Y no olvidemos a otros vijos rockeros cerca de la cuarentena: el insaciable Lebron James, la eterna Martha, el monje maratoniano Eliud Kipchoge o el guerrero Djokovic, ansioso de venganza ante un chico de Murcia.

Entre tanta estrella, solo una parece tener la medalla de oro asegurada. Mondo Duplantis se llama y con su pértiga es capaz de tocar el cielo. No tiene rival.

 

 

 

 

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España quiere dar un salto en el casillero después de las dos últimas citas, donde nuestros deportistas no consiguieron superar las 17 medallas. De hecho, solo se sobrepasó la barrera de la veintena en Atenas 2004 y Londres 2012.

Para ello, el equipo nacional parte con su segunda representación más numerosa en la historia, con 382 deportistas, 68 más que los que acudieron a Tokio 2021; solo por debajo de los 430 de Barcelona 1992 (debido a la condición de anfitriones).

​Una de las peculiaridades de esta participación es que, por primera vez en la historia del equipo español, en la delegación hay más mujeres (192) que hombres (190), lo que ejemplifica la apuesta de España por el deporte femenino. Este incremento se entiende mejor aún si se tienen en cuenta las cifras de los pasados JJOO, cuando acudieron 183 hombres y solo 131 mujeres. Ante esta tesitura y con un equipo prometedor, estas son las opciones más claras de medalla para un deporte femenino que cada vez pugna con más fuerza. Atletismo, taekwondo, piragüismo, vela, marcha, bádminton, tiro al plato, fútbol, waterpolo y gimnasia rítmica... muchas disciplinas y un puñado de nombres propios.

 

 

 

 

La evolución del medallero español

 

 

Con los Juegos Olímpicos de París a la vuelta de la esquina, el público español comienza a anticipar la actuación de la delegación nacional en la cumbre del deporte mundial, y ya comienza a hacer números sobre el número de medallas que los deportistas nacionales conseguirán.

La historia de España en los Juegos es larga, irregular y turbulenta, aunque en las últimas tres décadas, el país se ha posicionado como una habitual en las posiciones altas del medallero, sin llegar nunca, eso sí, a competir por las primeras plazas.

La primera medalla olímpica española se logró precisamente en París, en el año 1900, gracias a José de Amézola y Francisco Villota, a quienes el Comité Olímpico Internacional declaró en 2008 como oro en Cesta Punta por parejas de forma retroactiva, pues aquellos Juegos ni siquiera fueron concebidos en su día como tal.

 

 

 


Superar las cuatro medallas de Barcelona 1992. Así de ambicioso es el reto del equipo español de atletismo en París, donde buscará hacer un mejor papel que aquella histórica participación con la que todo el país vibró con los oros de Fermín Cacho en el 1500 y Daniel Plaza en 20 kilómetros marcha, la plata de Antonio Peñalver en Decatlón y el bronce de Javier García Chico en salto con pértiga.

Es el atletismo el deporte rey de los Juegos y la participación española es casi de récord: 58 atletas –32 mujeres y 26 hombres– competirán en París, solamente uno menos que en Barcelona hace ya 32 años en una competición que se disputará entre el 1 y el 11 de agosto.

España tiene dos grandes bazas para tratar de engordar el medallero: el triple salto y la marcha, un caladero habitual de nuestro país para tocar metal.

 

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Paula Pérez Redactora

 

Cuatro Juegos Olímpicos, cinco medallas y dos oros. Saúl Craviotto, el piragüista más laureado de la última década, va a París 2024 con un objetivo: la sexta medalla. El de Lleida, muy mediático tras ganar Masterchef Celebrity hace casi un lustro, puede convertirse en el deportista español con más metales olímpicos de la historia.

 

¿Pueden ser los últimos Juegos Olímpicos?

Por poder, por supuesto que pueden ser los últimos juegos, pero podrían ser ya también en Pekín. Al final ir a unos Juegos Olímpicos es difícil, ir a dos, a tres, a cuatro... es muy complicado. El paso del tiempo juega en mi contra. Tengo 39 años y algún día va a tener que parar la maquinaria. 

 

Puede desempatar con David Cal y ser el deportista español con más medallas olímpicas. ¿Siente presión?

A mí no me supone presión el tener más medallas que nadie, ni que David Cal, que además es muy amigo mío. Somos del mismo deporte, no tenemos pique, hay muy buena relación y para mí es un orgullo haber igualado a mi referente. Al número de medallas no le doy mucha importancia. Hay deportes como la natación en los que puedes conseguir cinco medallas en unos Juegos, pero un maratoniano o uno de taekwondo solamente aspira a una medalla. No considero que sea mejor deportista uno que tenga cinco y otro una en unos mismos Juegos.

 

¿Es posible esa sexta medalla?

Si no creyera que es posible, sería muy difícil entrenar en el día a día. Es mi combustible, lo que me obsesiona. Lo tenemos entre ceja y ceja en el K4. No concibo ir a los Juegos Olímpicos para ver si entro en la final. Yo voy a por todas. Luego a lo mejor llego allí y quedo el quinto o el séptimo, no lo sé. Todo el mundo quiere esa medalla y va con la misma idea. Si das el 100% no se te puede pedir más.

 

 

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Un torrente de chascarrillos abre cada mañana la persiana metálica del bar El Portichuelo, del pueblo granadino de Las Gabias. Allí, entre bromas con el camarero José Luis, amanece el ritual diario de Fátima Gálvez (Baena, 1987), la mejor tiradora española de la historia. Un café bien cargado de desparpajo y una tostada con aceite, jamón y extra de salero completan la liturgia vespertina y, la fórmula, tradicional como la propia Fátima, emulsiona en el admirado 'modo competición' de la cordobesa.

Cerca del bar, en una de las llanuras a los pies de Sierra Nevada, emerge un campo de sembrado de colinas largas y bajas. Brillan en tono naranja fosforito por el manto de cerámica hecha añicos que la cubre, toneladas de platos que forjan cada día, disparo a disparo, la habilidad de las mejores escopetas del país. En el centro de alto rendimiento allí ubicado, Fátima acapara la admiración de todos. No es para menos, es la prueba viva de que un español, con sacrificio, puede llegar a la élite de un deporte cubierto bajo un gran manto de tabús e ignorancia.

 

El inigualable palmarés de Fátima Gálvez.
El inigualable palmarés de Fátima Gálvez.

Como un tiro, certera y firme, recorre los pasillos del edificio encañonado con una sonrisa a cada uno de los empleados. Luego dispara la chanza, espera el 'quejido risueño' y carga la siguiente. No es un don, es 'solo' el cariño de la segunda familia formada por el paso de los años, cuando el tiro se convirtió en su prioridad y, después de mucho tiempo viajando diariamente a Málaga para entrenar, la pasión por este deporte la obligó a mudarse de Baena a Granada para colocar en su punto de mira las medallas de los grandes campeonatos.

 

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CRÉDITOS

TEXTOS: Raúl Rioja, Paula Pérez, Belén López, David F. Crespo, Antonio Villar, Armando Hueso, Alejandro Sánchez, Desirée Redondo y Raúl Rodríguez | MULTIMEDIA: Adrián Cobos (fotogalería) | ILUSTRACIONES: Henar de Pedro | MAQUETACIÓN: Álex Herrera | COORDINACIÓN: Raúl Rioja