Más de 50.000 vírgenes en 'topless' competían el lunes por convertirse en la decimotercera esposa del rey de Suazilandia, en una ceremonia que los críticos dicen que no beneficia al país con la mayor tasa de VIH/sida del mundo.
Vestidas con faldas cortas adornadas con cuentas y coloridas bufandas y llevando machetes, las chicas cantan tributos al rey mientras marchan alrededor del estadio real flanqueadas por supervisores varones vestidos con taparrabos de piel de animal.
'Quiero vivir una vida bonita, tener dinero, ser rica, tener un BMW y un teléfono móvil', dijo una de las bailarinas, Zodua Mamba, de 16 años. 'Pero el rey no me elegirá, soy demasiado fea'.
Los críticos dicen que Msuati, que ha desatado la controversia por su lujoso estilo de vida mientras que dos tercios de sus súbditos viven en la mayor miseria, establece un mal ejemplo al fomentar la poligamia y el sexo adolescente en un país donde el 40 por ciento de los adultos viven con VIH.
Y algunos dicen que el Baile de la Caña, que tradicionalmente se realizaba para celebrar la feminidad y la virginidad, se ha convertido en poco más que un escaparate para las jóvenes esposas en potencia del rey.
'Se ha abusado del Baile de la Caña para la satisfacción personal de un hombre', dijo a Reuters Mario Masuku, líder del partido de la oposición ilegalizado.