Orgullo gay 2005 en Madrid. Carrozas, descapotables, motocicletas y quads customizados calientan motores en el Paseo del Prado. Se prevé la asistencia de más de un millón de personas.
Clara HernándezPolíticos y representantes de colectivos de gays y lesbianas encabezan la marcha. No se la quisieron perder la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leire Pajín; la secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, Trinidad Jiménez; el secretario de Relaciones con los Movimientos Sociales del PSOE, Pedro Zerolo; la ministra de Cultura, Carmen Calvo; el coordinador de IU, Gaspar Llamazares ni el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, entre otros.
Ángel Díaz/EFEMiles de personas acuden a la cita en la madrileña plaza de Cibeles para celebrar la ya tradicional marcha del Orgullo Gay, que este año cobró, con la legalización dos días antes del matrimonio homosexual, un sabor especial.
Angel Díaz / EFE"Somos novios ¡Nos casamos!". A partir del lunes las parejas homosexuales podrán iniciar los trámites para casarse en el Registro Civil.
Angel Díaz / EFEEstas jóvenes novias también podrán iniciar los trámites para su boda, si lo desean, a partir del lunes.
Víctor Lerena / EFEGlobos, banderas del arco iris y pancartas con lemas como "Rouco, ya te puedes casar", "Mi libertad guarda la tuya" o "Se va acabar la dictadura episcopal" son ondeadas por los asistentes, que aguantan entre saltos temperaturas de hasta 40 grados.
Amanda HerediaLa atracción del día: fotografiarse con el más pintón, o la más pintona del Orgullo. Este esbelto caballero fue de los más demandados.
Clara HernándezDetrás, la carroza de Infinitamente Gay. Delante, un espontáneo se contonea al ritmo de buen house.
Clara HernándezEn el desfile no faltaron monjas, obispos -éste, en particular, era el artista Juan "el Golosina"- y artistas como María Jiménez, que no renunció a su bata de pavo real para celebrar la aprobación de la nueva ley del matrimonio.
Clara HernándezLas carrozas distribuyeron abanicos, gorras, crema hidratante, cosméticos y algún remojón.
Víctor Lerena / EFE