Fue y sigue siendo uno de los grandes pintores españoles de todos los tiempos. Sobre Ignacio Zuloaga (Éibar, 1870 – Madrid, 1945) se ha escrito hasta el infinito y, aún así, todavía hay aspectos de su trayectoria que se nos escapan. Esto es lo que deja patente la exposición Zuloaga en el París de la Belle Époque, 1889-1914, que acaba de inaugurarse en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre de Madrid y permanecerá abierta al público hasta el 7 de enero. La muestra ofrece una nueva visión de pintor. Un autor cuya obra ha estado tradicionalmente ligada a la generación del 98 y a la conocida como España negra y que, sin embargo, puede y debe contemplarse también bajo el prisma de la modernidad ligada al París de la Belle Époque (ciudad en la que vivió de forma intermitente durante 25 años) y el simbolismo de aquellos años.Ignacio Zuloaga. Parisienses (en St. Cloud), 1900. Óleo sobre lienzo 185 x 115 cm San Telmo Museoa. Donostia Kultura, San Sebastián Inv. P-000126 Foto: © San Telmo Museoa. Donostia © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGALa exposición quiere destacar como en aquel París exultante, cosmopolita y creativo de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en aquella ciudad todavía ajena a los desastres de la primer guerra mundial, Zuloaga brilló con luz propia y a un nivel idéntico al de los mejores artistas del momento. Y así lo expresan sus comisarios, Leyre Bozal Chamorro y Pablo Jiménez Burillo, basándose en opiniones de quiénes mejor le conocieron en su época: artistas como Émile Bernard o Auguste Rodin, poetas como Rainer Maria Rilke o críticos como Charles Morice y Arsène Alexandre.Ignacio Zuloaga. Retrato del artista con capa y sombrero, 1908. Óleo sobre lienzo 76 x 65 cm The State Pushkin Museum of Fine Arts, Moscú Inv. Ж-3949 Foto: The State Pushkin Museum of Fine Arts, Moscú © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGAPor supuesto, como mejor podemos apreciar esta nueva perspectiva de la obra de Zuloaga es observando sus pinturas. Más de 90 se incluyen en esta exposición, que incluye no solo cuadros del maestro vasco sino también de otros artistas coetáneos como Pablo Picasso, Henri de Toulouse-Lautrec, Giovanni Boldini, Jacques-Émile Blanche, Émile Bernard y esculturas de Auguste Rodin, para dejar patente las relaciones del autor con la Belle Époque y la influencia en su trabajo. A todas ellas, se unen varias obras propiedad del pintor, que fue un gran coleccionista de arte en vida y atesoró pinturas de El Greco, Zurbarán o Goya.Ignacio Zuloaga. Retrato de Mlle. Valentine Dethomas, c.1895. Óleo sobre lienzo 200 x 120 cm Colección particular Foto: Juantxo Egaña © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGAZuloaga vivió de forma intermitente en la capital francesa desde 1889 a 1914 y durante estos años estableció innumerables relaciones con la crème de la crème de la vida artística. Allí coincidió con otros artistas españoles de la época como Santiago Rusiñol, Isidre Nonell, Hermenegildo Anglada-Camarasa, Joaquín Sunyer o Pablo Picasso. En la Academia Verniquet conoce a Jacques-Émile Blanche, el retratista de Marcel Proust; y es probable que aquí también entre en contacto con su adorado Edgar Degas, del que llegó a decir en una ocasión: "siento por este hombre la admiración más profunda, es el más grande artista de nuestra época".Ignacio Zuloaga. Víspera de la corrida, 1898. Óleo sobre lienzo 222 x 302 cm Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique, Bruselas Inv. 3535 Foto: Musées royaux des Beaux-Arts de Belgique, Bruselas © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGAPronto se ampliará su círculo. Entre 1892 y 1893 asiste a la Academia de la Palette y allí conoce a Louis Anquetin, Henri Toulouse-Lautrec, Maxime Dethomas (que se convertiría en su cuñado), Maurice Barrès y Paul Gauguin. A la vez participa en varias ediciones de la Exposición de Peintres Impressionnistes et Symbolistes y en la dedicada al retrato Les portraits du prochain siècle, que se celebran en una galeria de la rue Le Peletier.Ignacio Zuloaga. Celestina, 1906. Óleo sobre lienzo 151,5 x 180,5 cm Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid Inv. DO00001 Foto: Archivo Fotográfico Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGAPero son dos los artistas franceses que marcan profundamente a Zuloaga en lo personal y profesional. Por un lado, Émile Bernard, con quien comparte la misma visión del arte (basada en la tradición para poder mirar hacia delante) y su admiración por maestros como El Greco, Zurbarán, Goya, Tintoretto o Tiziano. Zuloaga le hace un retrato, Bernard, por su parte, le regala y dedica su Danse de gitans. También estuvo muy unido a Auguste Rodin. Participaron en numerosas exposiciones de forma conjunta, viajaron juntos a España, intercambiaron también obras y se cartearon durante años hasta la muerte del escultor en 1917.Ignacio Zuloaga. Retrato de Émile Bernard, 1897-1901. Óleo sobre lienzo 55 x 46,5 cm Colección particular, Bilbao Foto: Juantxo Egaña © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGAUna de las secciones de la muestra está dedicada al retrato. Un género que se afianzó durante el siglo XIX como la manera en la que la burguesía podía mostrar al mundo su nuevo poder adquisitivo. Para los artistas, por su parte, fue una manera de conseguir buenos ingresos y promoción. Zuloaga no permaneció ajeno a todo esto y junto a otros autores como John Singer Sargent, Giovanni Boldini o Jacques-Émile Blanche realiza numerosos retratos. Entre ellos, el de la Condesa Anna de Noailles, que puede contemplarse en la Fundación junto a los retratos que de ella hicieron también Rodin y Blanche.Ignacio Zuloaga. Retrato de la condesa Mathieu de Noailles, 1913. Óleo sobre lienzo 152 x 195,5 cm Museo de Bellas Artes de Bilbao Inv. 82/50 Foto: © Bilboko Arte Ederren Museoa-Museo de Bellas Artes de Bilbao © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
IGNACIO ZULOAGAMención aparte merece la afición del autor por el coleccionismo de arte. Con tan solo 20 años invertiría cincuenta francos en la compra de una pintura del El Greco. A lo largo de los años adquiriría más obras de este autor así como de Zurbarán, Velázquez o Goya.Pero no solo de luminosidad y modernidad vivió el autor. Al igual que Gauguin, Bernard o Cottet, Zuloaga experimenta una vuelta a sus raíces, en su caso concreto, a lo español. De esta manera, experimenta en su iconografía con bailarinas, celestinas o enanos. El famoso Retrato de Maurice Barrés, una de las joyas de la exposición, es el mejor ejemplo de esa mezcla entre lo español y francés, entre tradición y modernidad, que fue seña de su obra.Ignacio Zuloaga. Retrato de Maurice Barrès, 1913. Óleo sobre lienzo 203 x 240 cm Musée d’Orsay, París Inv. JdeP 789 Foto: © RMN-Grand Palais (musée d'Orsay) / Stéphane Maréchalle © Ignacio Zuloaga, VEGAP, Madrid, 2017
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