El Museo del Prado pone fin al "éxodo" y al "destierro" al que han estado sometidas las obras del siglo XIX para devolverlas a su casa de forma definitiva, gracias a la apertura de doce nuevas salas que permitirán recorrer, por primera vez, la historia del arte español desde el Románico hasta los maestros del siglo XIX. En esta imagen Doña Juana la Loca, de Francisco Pradilla, 1877.
Museo del PradoDesde el último Goya hasta Sorolla, la colección denominada como "la otra ampliación" se prolonga en doce salas como un nuevo eslabón de 176 obras de las colecciones del siglo XIX -154 pinturas, 21 esculturas y una maqueta- que permiten incorporar definitivamente a la pinacoteca las obras de los maestros del ochocientos junto los grandes artistas del pasado. Joaquín Sorolla creó en 1909 estos Chicos en la playa.
Museo del PradoEl recorrido arranca en la galería central de la planta baja con las últimas obras neoclásicas de Francisco de Goya como la "Marquesa de Villafranca" o la "Marquesa de Santa Cruz" para adentrarse en el ochocientos con pinturas de Federico de Madrazo, Antonio María Esquivel, Eduardo Rosales o Fortuny y Rico, y concluir con Joaquín Sorolla. La muerte de Viriato, de José de Madrazo, 1807.
Museo del PradoLa ampliación de la colección supone, en palabras del director del Prado, Miguel Zugaza, la "definitiva puesta en escena del siglo XIX" y el "reencuentro" del museo con la historia para situarlo a las puertas del siglo XX. Retrato del pintor Francisco de Goya, de Vicente López, 1826.
Museo del PradoEl director adjunto de conservación del Prado, Gabriele Finaldi, ha destacado la importancia de esta colección, que "se asienta ya en su casa" y recupera un capítulo importante de la historia del arte pues la escuela del XIX es "rica, variada, valiente y con un marcado carácter internacional". Viejo desnudo al sol, de Mariano Fortuny, 1871.
Museo del PradoEl jefe de conservación de la pintura del siglo XIX, José Luis Díez, ha recordado las idas y venidas de las obras del siglo XIX en el Prado, desde su primera salida en 1896, su posterior regreso en los años setenta al Casón del Buen Retiro, hasta la última exposición el año pasado de una selección de obras que regresaban a las salas de la pinacoteca después de 12 años "guardadas". ¡Aún dicen que el pescado es caro!, de
Joaquín Sorolla, 1894.
La ampliación de la colección del Prado incluye la denominada "sala de presentación de colecciones", una sala de estudio o carácter temático que permitirá, a través de una instalación temporal, mostrar periódicamente conjuntos de obras que no se han seleccionado entre los fondos integrados en el nuevo recorrido y que se inaugura con la exposición de los mejores paisajes que conserva la pinacoteca de Aureliano de Beruete y Moret. La canal de Mancorbo en los Picos de Europa, de Carlos de Haes, 1876.
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