Los representantes españoles, blancos nucleares, cantaron y bailaron para deleite de fans y aficionados a la alta peluquería creativa.
Bielorrusia decidió enviar al certamen a un clon de Ricky Martin vestido de David Copperfield, pero con escote.
BOBPOPIrlanda se decantó por un toque local, tradicional y un tanto naif, con una canción que recordaba a los Cardigans [pero de entretiempo].
BOBPOPLa representante finlandesa, que lucía como una digna compañera de sacrificios humanos de los ganadores del pasado año, se desmelenó. Literalmente.
BOBPOPEn primera fila, una devota de Eurovisión. Que confesó que el sueño de su vida sería presentar alguna edición. Apunta maneras...
La representante de Eslovenia recordaba, por estilismo y estilo musical, a una Nina Hagen tardía. Pero muy tardía. Como de ocho de la mañana en un after...
BOBPOPLa cantante lituana dio la cara, mientras que el grupo acompañante prefirió mantenerse en la sombra. Un clásico en el mundo de los conjuntos pop.
BOBPOPGrecia envió a un apuesto muchacho muy bien rodeado por bailarinas ligeras de ropa. Pura vanguardia.
BOBPOPGeorgia mezcló el estilismo de cocktail con el estilismo de vodka. Traje de noche y soldadesca. Puro zarismo.
BOBPOPLa cantante serbia, que finalmente se alzó con el triunfo eurovisivo sola ante el peligro, con una imagen que recuerda a la actriz Rosie O'Donnell o al primer Emilio Aragón de Telecinco.
BOBPOPEl marchoso intérprete turco puso a bailar al público. Y a su cuerpo de baile, que lucía un look muy Barbarella.
BOBPOP