'Las almas en el Aqueronte' (1889), óleo del húngaro Adolf Hiremy-Hirschl (1860-1933), uno de los artistas más afamados en Viena en los últimos años del siglo XIX, pero eclipsado por el éxito de Gustav Klimt. La obra forma parte de la exposición 'Dekadenz - Positionen des österreichischen Symbolismus' ('Decadencia: aspectos del simbolismo austriaco'), en Viena
Adolf Hiremy-Hirschl - © Belvedere, Wien'Ángel rojo' (1902), óleo de Karl Mediz. El decadentismo se adentraba en los sentimientos humanos más extremos, creía en la figura del héroe y evitaba la realidad con dósis de exotismo, fantasía y mito. Una muestra reúne en Viena una gran colección de obras que repasan el movimiento de finales del siglo XIX
Karl Mediz - © Privatbesitz, WienObra de 1905 del simbolista austriaco Wilhelm List (1864-1918). Visto por los críticos de su tiempo como irracional y obsoleto, el simbolismo (una de las ramas del decadentismo) era en realidad el futuro, el punto de partida del modernismo
Wilhelm List - © Collection du Musée des Beaux-Arts de Quimper'Ex oriente lux' (1911), pintura del alemán Karl Wilhelm Diefenbach, que abogaba por una vida en armonía con la naturaleza, el vegetarianismo y el pacifismo. El palacio y museo Belvedere de Viena ofrece por primera vez una exhaustiva perspectiva general de la obra de los artistas simbolistas en el arte austriaco y centroeuropeo
Karl Wilhelm Diefenbach - © Sammlung Schmutz, WienObra de Giovanni Segantini presente en la muestra 'Dekadenz - Positionen des österreichischen Symbolismus' ('Decadencia: aspectos del simbolismo austriaco'), una exposición que ofrece una visión exhaustiva del movimiento artístico de finales del siglo XIX
Giovanni Segantini - © Belvedere, Wien'La hija del rey', óleo de Eduard Veith, que en sus obras se remontó, etéreo y anacrónico, a la mística de la Edad Media
Eduard Veith - © Belvedere, Wien'Sonja Knips', retrato realizado por Gustav Klimt en torno al año 1898
Gustav Klimt - © Belvedere, Wien'Judith I' obra de Klimt creada en 1901 e iniciadora de su 'etapa dorada'
Gustav Klimt - © Belvedere, Wien