Ronaldo al cuadrado. Los dos jugadores brasileños más conocidos del momento no sólo comparten nombre y talento, sino que además son grandes amigos. Antes del partido se dieron un abrazo. Que no falte la deportividad.
Julián Martín/EFEEntre presidentes anda el juego. El presidente del FC. Barcelona Joan Laporta conversó con su homónimo del Real Madrid, Fernando Martín, en el palco, en el inicio del encuentro. No sabemos de qué hablaron. Quizá Laporta le dio unos cuantos consejos a Martín, nuevo en estas lides.
Julián Martín/EFERonaldinho, el líder. Ronaldinho ha sido el aglutinador de una plantilla de lujo. Sin él, el Barcelona no sería campeón.
Victor Fraile/REUTERSLa desolación. Iker Casillas es la viva imagen de la desolación justo después de encajar el gol de penalti. Ronladinho le engañó y el portero madridista rumió toda su frustración al poste de su marco.
Guido Manuilo/EFEPor la boca muere Roberto Carlos. Según el acta arbitral, el lateral brasileño del Real Madrid fue expulsado en el minuto 26 por llamar "mierda" al árbitro, Medina Cantalejo. Según Ronaldo, Roberto Carlos le ha dicho que él no insultó al árbitro. Lo que está claro es que Roberto Carlos será sancionado.
Albert Gea/REUTERSProtestas blancas. Los jugadores del Real Madrid protestaron al árbitro la terjeta roja que sacó al brasileño Roberto Carlos presuntamente pro insultarle. Como ocurre siempre, no sirvieron para nada.
Guido Manuilo/EFELos torsos más comerciales. Al final del partido Ronaldinho y Beckham procedieron al protocolario intercambio de camisetas. Desnudaron sus torsos par deleite de todos sus seguidores, especialmente de sus seguidoras, que no son pocas.
Gustau Nacarino/REUTERSGol del Madrid. Beckham abraza a Ronaldo tras el golazo que marcó el brasileño: una vaselina a la salida de Valdés. Por detrás llega Baptista para sumarse a la fiesta.
Victor Fraile/REUTERSUn espontáneo. Esta vez no saltó ningún hombre desnudo al campo pero sí un chaval que, como viene siendo habitual en estos encuentros, no se cortó un pelo y saltó al terreno de juego. El joven sólo quería mostrar su veneración por Ronaldinho. El chaval se arrodilló ante el astro brasileño (suponemos que para pedirle la camiseta). A falta de eficacia, los servicios de seguridad actuaron con la contundencia propia de estos casos y se llevaron al chaval en volandas.
Toni Garriga/EFE